Vitoria. El Ayuntamiento de Vitoria aún estudia si, finalmente, aumentará los parquímetros de la OTA dotados de placas solares. Esta iniciativa, activada en 2008 a modo de prueba en diez máquinas repartidas por la capital alavesa, ha satisfecho hasta el momento al Consistorio, que a pesar de todo considera que la actual situación económica no aconseja agilizar la sustitución de los aparatos comunes. Al menos por el momento.

Este proyecto arrancó hace ya tres años de la mano del gabinete Lazcoz. El entonces concejal de Movilidad, el socialista Joaquín Esteban, detalló a comienzos de 2008 que el objetivo era contar con estas pequeñas placas solares de 47 por 36 centímetros -al estilo, por ejemplo, de las que surten de energía a ciertos radares- para antes del verano. Finalmente, fueron una realidad durante el mes de abril. La empresa encargada del mantenimiento de los parquímetros propuso el cambio al Ayuntamiento, que es el propietario de las máquinas, y éste aceptó realizar una prueba. Por el momento, el experimento no ha terminado.

El sistema es sencillo. Los parquímetros de la OTA funcionan con dos pilas cuya duración suele durar de media alrededor de nueve meses; con las placas solares, en cambio, se evita este consumo al aprovechar los rayos del sol para cargar una batería de mayor potencia y cuya duración se alarga hasta prácticamente cinco años. El cambio, por tanto, es una inversión que ahonda en el carácter ecológico de los parquímetros: los habituales, en cualquier caso, ya utilizan pilas libres de metales pesados, pero esta apuesta supone un nuevo impulso a las energías alternativas.

Para empezar, se colocaron paneles en diez de las 168 máquinas que entonces se repartían por la ciudad. Las diez elegidas se ubican en torno a cinco zonas. En concreto, se trata de Coronación, Gorbea con Badaya, Ramiro de Maeztu con Samaniego, Ortiz de Zárate con Fueros, San Antonio con San Prudencio, Postas con Paz, Doce de Octubre con Santa Bárbara, Mateo Moraza, Los Herrán con la calle Libertad y, finalmente, en la plaza Juan Carlos I.

La iniciativa, además, partió como un experimento sin coste para las arcas públicas, puesto que la empresa responsable del mantenimiento asumió el gasto de la instalación. El afán, no obstante, era estudiar posibles ampliaciones en el futuro. Y, hasta la fecha, aún no se ha tomado una decisión. Fuentes municipales destacaron el buen resultado ofrecido hasta el momento por las placas solares, pero también por los aparatos comunes. Por ello, y por la situación económica actual, desde el gabinete Maroto se concluye que quizá ahora no es el momento más adecuado para sustituir un material que funciona de la forma adecuada. No obstante, tampoco se descarta que en el futuro se puedan dar más pasos en este ámbito.

Más proyectos La experiencia, en cualquier caso, ya se recogió en su día en la Agenda 21, el programa local de estrategias de desarrollo sostenible, como una apuesta más para ahorrar energía, a la par que otras intervenciones como la instalación de paneles solares en el centro sociocultural de mayores de Ariznabarra o el reparto gratuito entre los ciudadanos de bombillas de bajo consumo. En la actualidad, en el nuevo boletín de la Agenda 21 también se recogen los estudios pendientes -como el llamado proyecto Polis, surgido en la Comisión Europea- para desarrollar la energía solar en la ciudad e integrarla en su urbanismo. En concreto, uno de los objetivos es elaborar un mapa solar de Vitoria que estudie la potencial colocación de estos sistemas en las cubiertas de edificios. Este proyecto finalizará, en principio, en agosto de 2012.

El denominador común de estas apuestas, en cualquier caso, es la conclusión de que en las ciudades aún se puede avanzar en el desarrollo de la energía solar, algo que en Vitoria, y más teniendo en cuenta el tiempo irregular con el que se ha cerrado el pasado mes de agosto, parece complicado. El Ayuntamiento, en cualquier caso, sigue pendiente de los resultados de estas placas solares de los parquímetros para arrojar luz a esta posibilidad de extender la medida. Quizá no afectará al coste que los conductores deben asumir por aparcar en la zona azul -en septiembre se ha vuelto a activar la OTA, tras su habitual parada de agosto-, pero sí al del mantenimiento que costea la ciudad. Vitoria continúa a la espera de que salga el sol. En este tema.