Vitoria. Mientras la ciudad consolidada se prepara para hincarle el diente a la supermanzana central, un área de 86 hectáreas eminentemente peatonal donde los vehículos autorizados sólo podrán circular a veinte kilómetros por hora, los vecinos de Salburua y Zabalgana sufren de exceso de velocidad.

La falta de control policial y la anchura de unos viales en excelentes condiciones animan a apretar el acelerador hasta el punto de que ya hay quienes hablan de autopistas en vez de calles. Por eso, ha llegado la hora de poner el freno. Tras las promesas sin efecto de la pasada legislatura, el gabinete de Javier Maroto se ha propuesto abordar el problema ya. Según explicaron fuentes del equipo de gobierno a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, la Unidad de Tráfico está estudiando medidas para calmar el tráfico rodado en los nuevos barrios.

Nada se hará, en cualquier caso, sin tener en cuenta las aportaciones de los vecinos. Por eso, con el inicio del nuevo curso, a partir de septiembre, el equipo de gobierno tiene la intención de trasladar a los residentes las iniciativas que haya barajado la Unidad de Tráfico para contar con su implicación y, de manera consensuada, poner en marcha las iniciativas más adecuadas para que todos los conductores se vean obligados a aceptar las normas y no se sobrepasen alegremente los cincuenta kilómetros por hora. En cualquier caso, durante la pasada legislatura, el grupo municipal del PP ya dio algunas pistas sobre las actuaciones que considera que habría que poner en marcha, a propósito de un caso concreto: el frenético bulevar de Salburua.

Más de la mitad de la circulación que pasa por este gran barrio de Vitoria, sobre todo por el mencionado bulevar, lo hace a una velocidad que supera los límites impuestos por el Código de la Circulación. Según los datos que ofreció el PP estando en la oposición, son alrededor de 2.200 los vehículos que llegan a circular en un mes a más de 70 kilómetros por hora por esa arteria. Y de éstos, cerca de 450 lo hacen entre 81 y 250 kilómetros por hora en el tramo que va concretamente entre el paseo de La Ilíada y la plaza de la Unión.

¿Cómo poner freno a esta situación? El PP propuso entonces la instalación de semáforos con pulsador, la adaptación de los cruces a un diseño que introduzca medidas de calmado de tráfico, un mayor control policial y la recuperación de la figura del agente de movilidad para ese trecho. Medidas que sigue valorando ahora que gobierna la ciudad y que han sido reclamadas en multitud de ocasiones por las asociaciones vecinales de Salburua y Zabalgana. Los afectados exigen que se actúe para minimizar el miedo de los residentes y, por supuesto, para evitar desgracias. Las declaraciones que realizó el director de la DGT, Pere Navarro, cuando anunció la decisión de calmar el tráfico en las ciudades estableciendo un máximo de treinta kilómetros por hora en aquellas calles de un solo carril o con dos carriles en la misma dirección no fueron precisamente alegres.

"A70 kilómetros por hora no se salva nadie; a 50 kilómetros por hora, se salva el 50% y a 30 kilómetros por hora, se salva el 95%", subrayó Navarro. En Vitoria, se registran alrededor de 200 atropellos de peatones al año. Y la velocidad excesiva por parte de los conductores se encuentra siempre al principio de la lista de causas habituales, junto con la conducción sin atención y el caso omiso a las señales de stop o ceda el paso. Precisamente por eso, las calles-autopista se han convertido en una de las principales reclamaciones de las asociaciones vecinales de los nuevos barrios ante el Ayuntamiento.