Vitoria. La huelga de funcionarios ha llegado a su fin en Vitoria. Atrás quedan nueve jornadas de intensas concentraciones, con dos funciones en el Teatro Principal suspendidas y un encierro en las oficinas de Función Pública como imágenes para el recuerdo. Los delegados sindicales valoran que la respuesta de los empleados ha superado sus expectativas. Por delante, mientras, sigue pendiente que la plantilla municipal y el equipo de gobierno lleguen a un acuerdo sobre la forma de aplicar las medidas contra el déficit exigidas desde Madrid. No ha habido entendimiento y no hay visos de que vaya a haberlo, lo que augura nuevas protestas antes de las elecciones municipales, un futuro no tan lejano que el Comité de trabajadores ya vislumbra.
Y, mientras, la última de las nueve jornadas de huelga se cerró ayer con una marcha en bicicleta por las calles del centro de la capital alavesa. Un centenar de personas se congregó en la Plaza España, donde lucieron banderines en los que se denunciaban los "atracos" del alcalde, en referencia a la apuesta de Patxi Lazcoz por vincular parte de las medidas contra el déficit a ahorros en los complementos por baja. La comitiva recorrió con este mensaje calles como Olaguíbel, Los Herrán, Reyes Católicos, Gorbea, Coronación, Francia, Ortiz de Zárate o Fueros antes de regresar a las puertas de la Casa Consistorial.
No fue la única medida. La huelga volvió a cerrar ayer, por momentos, una docena de edificios de la red cívica. A pesar de que en las puertas de los recintos el comunicado del comité anunciaba por error el final de la huelga para el día 19, los usuarios de los centros tuvieron que esperar otra jornada para que los servicios recuperaran la normalidad. La medida, según había anunciado el comité para minimizar el trastorno a los ciudadanos, afectó a Hegoalde, Judimendi -que abrió por la mañana-, Abetxuko, El Campillo, Mendizorroza, Gamarra, Aranalde, El Pilar, Aldabe -que abrió por la tarde- o El Pilar. La sorpresa de este fin de semana fue el cierre durante toda la jornada del centro cívico de Lakua, que en principio sólo iba a bajar la persiana por la mañana.
El número de centros cívicos finalmente clausurados fue una de las medidas más exitosas para el comité. El objetivo de los trabajadores durante los últimos nueve días era dar un toque de atención a la gestión del alcalde sin paralizar la ciudad y, por ello, acordaron los servicios mínimos para las escuelas infantiles y las residencias. Las medidas de presión se centraron, así, de lunes a viernes en el Teatro Principal -el Ayuntamiento tuvo que suspender un concierto y un espectáculo de danza, por lo que ya anunció que a partir de mañana empezará a devolver el importe de las entradas por los mismos cauces usados para la compra- y durante los dos últimos fines de semana -unos días donde, por ejemplo, no operan los servicios sociales de base- en los centros cívicos. De ahí que se hablara de una huelga de cultura y ocio.
la primera impresión La secretaria del Comité de trabajadores, Mónica Gómez de Segura, se mostró ayer muy satisfecha con la respuesta a la huelga. A falta de la valoración definitiva, esta representante sindical valoró "el número de personas que han secundado la huelga, que han acudido a las concentraciones y a las manifestaciones. Han superado nuestras expectativas. Pensábamos que el Ayuntamiento querría celebrar las funciones del Principal pero se han suspendido, hemos logrado encerrarnos en un edificio municipal, y el cierre de los centros cívicos también ha funcionado".
Esta valoración contrasta con la realizada el pasado viernes por el alcalde, quien recordó que la mayoría de centros cívicos no abre en fin de semana y, por tanto, felicitó a los trabajadores municipales porque "la mayoría no ha secundado las movilizaciones". Lazcoz insistió en que ésta ha sido la huelga "del Comité de empresa". Este contraste de opiniones entre el gabinete y el comité explica por qué, pese a que ambas partes han destacado su voluntad de negociar, al final esta huelga de ocio se ha cumplido en su totalidad. Nueve días de protestas han terminado. Ahora la incógnita es qué queda por delante.