vitoria. Las obras están acorralando a los vaqueros de Aretxabaleta. Y tras una semana y media de convivencia con las máquinas, Gerardo y José Román López de Suso confiesan que se les empieza a hacer "insoportable trabajar en estas condiciones". La parcela anexa a la explotación, usada como comedero y cobertizo de crías hasta que fue desmantelada en octubre para poder construir las 166 VPO del plan Renove del pueblo, se ha convertido en una vecina molesta y entrometida. El ruido azota a los hermanos desde primera hora de la mañana y cada vez tienen más problemas para usar los accesos necesarios en el ejercicio de sus tareas.
Además, siguen sin encontrar una granja a la que poder llevar sus animales y, según dicen, aún no han recibido por escrito la oferta que el equipo de gobierno de Patxi Lazcoz expuso a la prensa: recalificar la parcela que los ganaderos tienen en Gardelegi para mudar su actividad allí en 18 meses. "No han contestado a los escritos por los que pedíamos que se nos notificara esa propuesta. Pero tampoco nos extraña. Sabíamos que nos iban a presionar hasta lograr el cierre de la explotación", sostiene Gerardo.
Desde el inicio de las obras, cada día pesa más que el anterior. Pero, aunque la vida se haya convertido en una frenética cuenta atrás, los López de Suso seguirán tratando de encontrar una solución "porque no queremos darle al Ayuntamiento el gustazo de tirar la toalla y llevar los animales al matadero". Además, según dicen, ni él ni José Román pueden imaginar una vida distinta a la de trabajar con los animales, por mucho que desde el equipo de gobierno municipal se haya insinuado que lo único que han buscado los vaqueros desde que comenzó este controvertido proceso es sacar dinero para jubilarse. Los López de Suso se unieron de forma voluntaria a la junta de concertación del sector 19 para ceder la parcela de la vaquería al proyecto urbanístico. A continuación, se hizo el tradicional reparto de terrenos y a ellos les tocaron los suyos, donde se preveía la edificación de viviendas protegidas. Ahí empezaron los problemas. Según el equipo de gobierno, los vaqueros dieron marcha atrás exigiendo suelos donde se construyeran viviendas libres para obtener mayores aprovechamientos. Según ellos, las condiciones económicas que habían establecido para su parcela constituían un atropello, motivo por el que llevaron la tasación a los tribunales.
resolución del juez El caso es que, a día de hoy, sus bolsillos están más secos que nunca. Aún no han recibido los 652.000 euros de indemnización por el cese de la actividad y, además, tienen que esperar a la resolución del juez para poder hacerse con los aprovechamientos urbanísticos del terreno -1,2 millones menos gastos de urbanización según la junta, el doble según ellos-.
Una situación límite que, a juicio de los López de Suso, pone de manifiesto el desinterés del Ayuntamiento por mantener vivas las explotaciones ganaderas del municipio. "Son unos mentirosos y unos hipócritas. El alcalde dijo que no quería que se cerrara la vaquería, pero ha tenido trabajando a todos los departamentos para conseguirlo", sostiene Gerardo.
Prueba de ello es, según dice, el rechazo continuo a las peticiones de los dueños de la explotación para conseguir la licencia de actividad. "Es cierto que nunca hemos tenido permiso, pero no ha sido porque nosotros no hayamos querido", subraya el joven.
En cualquier caso, ambos hermanos creen que el verdadero culpable de su situación es el presidente de la sociedad municipal Ensanche 21, Alfredo Piris. "Es el que está manejando al alcalde como si fuera una marioneta. A mi abogado le llegó a decir que Lazcoz no iba a contestar a nuestros escritos "porque no se me pone...". Él es quien gobierna, velando por los intereses de las constructoras en vez de por un sector primario que da trabajo a muchas personas", subraya Gerardo, para luego retomar su trabajo. Las vacas, en primer plano. Al fondo, las ruidosas máquinas.