vitoria. Las piscinas cubiertas de Mendizorroza suben los últimos peldaños hacia la finalización de las obras. El complejo remata esta semana la instalación de una nueva escalera de evacuación, exigida tanto por los Bomberos como por el Gobierno Vasco para dar luz verde al recinto. Fuentes municipales confirmaron que ahora faltan por solventar estos permisos para, por fin, dar por concluida esta polémica operación, iniciada durante la etapa Alonso, después reajustada y ahora completada por el gabinete Lazcoz.

La colocación de esta nueva escalera se debe, como ya adelantó este rotativo, a los reajustes que se realizaron durante la anterior legislatura tras acabarse los fondos para las piscinas cubiertas. El actual equipo de gobierno denunció recientemente que esta situación se solventó, por parte del entonces responsable de la Casa Consistorial, el PP, reduciendo las pretensiones del proyecto. Por ello, el recinto cuenta con una planta menos y un graderío más pequeño, a pesar de que esta instalación nació con el objetivo de permitir la celebración de grandes competiciones internacionales.

El PSE denunció recientemente este "corta-pega", que en su opinión debió resolverse reiniciando el proyecto. El PP, mientras, replicó que el actual gabinete ha tenido más de tres años para resolver este complejo, pero "han sido incapaces". Entre las obras acometidas en los últimos ejercicios figuran olvidos como la estructura de la pileta y el acondicionamiento de la zona exterior. A estas dos actuaciones se sumó el proyecto de deshumectación y mejora energética, financiado por el Plan E, y que acumuló dos meses de retraso. Poco después de solventarse esta obra, a finales de noviembre, y de arrancar la fase de pruebas en el recinto -de la deshumectación, pero también de la calefacción y depuración-, se anunció la instalación de esta escalera de evacuación.

El teniente de alcalde y concejal de Urbanismo, Juan Carlos Alonso, reveló que esta actuación es clave. Sin ella, no se puede contar con el visto bueno de los Bomberos ni del área de Juegos y Espectáculos del Gobierno Vasco. La pérdida de esta salida de emergencia durante el reajuste del proyecto obliga ahora, además, a optar por una solución que no convence al Ayuntamiento: situar la escalera desde el graderío a la playa de la piscina. Una solución estéticamente dudosa pero sin alternativa.

En la actualidad, este elemento está prácticamente finalizado, ya que se está procediendo a instalar los pilotos que iluminarán los peldaños. Una vez finiquitado, el Consistorio seguirá adelante con la obtención de los permisos del Gobierno Vasco necesarios para proceder a la inauguración del recinto. Pese a esta obra, el equipo de gobierno mantiene su último plazo oficial, el de finalizar el complejo este mismo año. Otra cuestión es cuándo podrá usarse el recinto, algo que todavía carece de fecha. El gobierno asegura que antes pretende tener todo atado, para no proceder a una apertura y luego verse forzado a cerrarla por imprevistos, algo con lo que tira un dardo al PP y, a la vez, al habitual corte de cintas preelectoral. En cualquier caso, se ha anunciado que se espera dar ese paso final durante "este invierno".

entre desfases y plazos Sólo cuando los usuarios por fin puedan dar ese bautismo a la nueva infraestructura quedarán atrás, por fin, cuatro años de obras. Fue en enero de 2007 cuando comenzaron los trabajos para derribar la antigua cubierta. Dos meses después arrancó propiamente la nueva construcción. Entonces, los trabajos se habían adjudicado por algo más de once millones de euros, un presupuesto que, al igual que el comienzo de las obras, también parece lejano. El último informe conocido en torno a las obras de Mendizorroza y Gamarra concluía que ya se habían superado los diez millones de euros de desfase. Ese montante ha crecido con el paso del tiempo, al igual que los plazos de finalización. Ahora, la "mala herencia" de Mendizorroza, como la califica el PSE, y el proyecto "que no han sabido cerrar en más de tres años de legislatura", como la señala el PP, se acerca a su final. Salvo sorpresa.