Vitoria. El concejal responsable de Limpieza, el socialista José Manuel Bully, invitó ayer a los grupos municipales a reflexionar sobre la sostenibilidad de la recogida neumática. El representante del gabinete Lazcoz recordó el coste energético y de ocupación de suelo que conlleva este sistema, por lo que consideró que "igual ya no es tan sostenible". Por ello, animó a los concejales a realizar "un debate sereno" sobre un método que, como reconoció, ahora tiene encendido "un semáforo en rojo".
Bully realizó estas declaraciones durante la comisión municipal en que desgranó el presupuesto del departamento municipal de Limpieza para el próximo año, con el que se cerró la ronda de comparecencias iniciada la semana pasada. La mayor parte de esta área, 25 millones, se destina al contrato de limpieza, aumentado desde que el año pasado se incorporaron por fin al sistema los nuevos barrios de la capital alavesa. Preguntado por el Partido Popular sobre la ausencia de novedades en torno a la extensión de la recogida neumática, Bully realizó este llamamiento a la calma ante un modelo que, pese a su comodidad y limpieza en las calles, también conlleva "unos costes energéticos muy altos".
El alcalde, Patxi Lazcoz, ya adelantó esta posición en torno a la recogida neumática cuando, el pasado mes de junio durante unas jornadas sobre cambio climático, también se preguntó si es sostenible. Estas palabras provocaron dudas en Ekologistak Martxan, que comparó esta posición con los planes del Ayuntamiento para ampliar la recogida neumática. En su día, se habló incluso de llegar a Sansomendi, San Martín, Txagorritxu, Santa Lucía o Adurza. La "foto final", según apuntaron entonces desde el gobierno, era que no hubiera basura en las calles.
Estos planes, sin embargo, no han avanzado. El Consistorio ya cuenta con los resultados de un estudio que evalúa la sostenibilidad de la recogida neumática. En la actualidad, Vitoria se acerca a los 50 kilómetros de red y más de 1.300 buzones. Ese informe resultará clave para tomar la decisión de si se aumenta o no.
Bully adelantó ayer que es necesario "un debate sereno, entre todos" en torno a un plan que ahora mismo tiene "un semáforo en rojo por sus costes energéticos". El concejal aclaró que su posición no es la de "negarse a todo", pero sí la de provocar un debate medioambiental sobre los impactos de un sistema que ya son importantes en los nuevos barrios pero que todavía resultarían mayores "en la ciudad consolidada".