Vitoria. Un ganador, ocho opciones y muchos matices diferentes en cada propuesta arquitectónica. El concurso para elegir la futura estación de autobuses de Arriaga se recordará porque los trámites, lejos de dejar atrás la polémica en torno a la ubicación de la instalación, su conexión con el tren o la afección al tráfico, sirvieron para avivar el debate.

Dos de estas opciones han sido las que más han llamado la atención: las propuestas de los estudios gasteiztarras GLM y Mozas&Aguirre. El primero, porque incluyó las propuestas de la asociación vecinal Ipar Arriaga al plantear un diseño semisoterrado, que podía albergar un aparcamiento en superficie. En el segundo caso, Mozas&Aguirre dieron un paso más al reubicar la estación en la mediana de Portal de Foronda, para limitar así su impacto en el parque de Arriaga y en el tráfico, ya de por sí saturado, en el entorno de América Latina. Estos son dos ejemplos memorables para un concurso que, ni mucho menos, se limitó a seguir lar recomendaciones del anteproyecto de la estación: hasta tres proyectos eran semisoterrados.

l Mozas&Aguirre. Los arquitectos vitorianos también generaron debate con esta propuesta semisoterrada, cuya peculiaridad era que se ubica en la mediana de Portal de Foronda. Además, obligaba a desviar el tranvía a Abetxuko.

l Typsa. La apuesta de esta firma era una de las que más se ajustaban al anteproyecto ideado por Trakteplan. Consistía en una estación de autobuses en superficie, pero optaba por otra urbanización del entorno y otros materiales para la cubierta.

l Idom. La ingeniería ideó este luminoso proyecto en superficie rectangular. Esta apuesta constaba de 28 dársenas, siendo por tanto una de las más grandes de las ocho barajadas. El presupuesto era de 19,4 millones de euros.

l Eptisa y BQC. Su propuesta era una estación de autobuses rectangular en superficie, con 25 dársenas -la cifra más limitada, pero que se daba en la mitad de los diseños barajados- y un presupuesto que rondaba los 20,1 millones.

l GLM. La propuesta de Mikel Garbizu llamó la atención porque el diseño se realizó atendiendo los consejos de la asociación de vecinos de Ipar Arriaga. Se trataba de una terminal semisoterrada con dos versiones: una coronada por una zona verde transitable y otra con aparcamiento.

l BTS. Una de las singularidades de esta idea, a cargo de los arquitectos Manuel Blasco, Luis Tabuenca y Manuel Sagastume -responsables de la nueva terminal de Pamplona-, es que se trata de una estación redonda en superficie.

l Saitec. Se trata de uno de los proyectos sobre los que menos características se han conocido. Es una estación semisoterrada, pero en este caso de forma ovalada. Contaba con 26 dársenas y el presupuesto ascendía a 18,6 millones.