Vitoria. El caso de las sillas gemelares no es el único afectado por la espera que exigen los trámites. Los vecinos de la zona rural de Vitoria siguen aguardando con indignación la llegada de sus tarjetas de OTA, que en principio debían estar listas para el pasado 1 de enero. Desde el equipo de gobierno, sin embargo, se advierte de que el tema aún debe debatirse en la Mesa de Movilidad y superar una fase que podría alargarse entre quince días y un mes.

Las nuevas plazas de la OTA, que se diferencian por sus líneas azules, verdes o anunciadas con señalización vertical, entraron en vigor el pasado 15 de febrero. Los temporales de lluvia y nieve complicaron una y otra vez la entrada en vigor de estos cambios, puesto que las labores de pintura de las líneas exigían unas buenas condiciones meteorológicas. Sea como fuere, una vez que el Ayuntamiento pudo dar este paso, lo realizó sin cumplir una de sus promesas: el reparto de las tarjetas de OTA para la zona rural.

El objetivo era que los ciudadanos de los pueblos pudieran cortar con estos dispositivos para aparcar en la zona azul más próxima a su localidad. El Consistorio alegó entonces que tenía que estudiar qué pueblos disponen de un transporte público para llegar a la ciudad y cuáles no, pero que el trabajo estaría listo para la activación de la nueva OTA. No fue así, y por ello desde la Asociación de Concejos de Vitoria han puesto el grito en el cielo. No sólo por el retraso, sino también porque no hay un anuncio oficial de cuándo se podrían facilitar las tarjetas.

Desde ACOVI se plantean ahora endurecer sus reivindicaciones. La presidenta de la entidad, Miren Fernández de Landa, critica que desde el Consistorio "nos siguen negando nuestros derechos", una demora para la que "ya no hay excusa que valga". Los concejos insisten en su hartazgo por esta situación, agravada además por su malestar por los recortes que han sufrido las obras de los pueblos en la propuesta presupuestaria que baraja el gabinete Lazcoz.