Vitoria. El tranvía es el dueño de las calles por donde circula. Para bien y para mal. General Álava, por ejemplo, parece que ya ha probado su cruz. Tras poco más de un año soportando el tránsito del metro ligero, a la par que el peso de los urbanos, el firme pide a gritos el paso por el quirófano. Ahora bien, ¿quién debe ser el cirujano? El gabinete de Patxi Lazcoz opina que el deterioro es consecuencia exclusiva del paso del gusano eléctrico y, por tanto, que las reparaciones corresponden a EuskoTran, la empresa del Gobierno Vasco que gestiona el tranvía. Por eso, le va a exigir que arregle ya la arteria.

En realidad, ésta será la segunda vez que traslade la queja. Ayer, a preguntas del grupo municipal del PNV sobre el cuestionable estado de la calle, la edil de Vía Pública, Marian Gutiérrez, aclaró que hace poco trasladó a EuskoTran la necesidad de arreglar la vía recordándole que ésa es su competencia. Desde entonces, no ha obtenido respuesta. Y la edil tampoco ha remitido un recordatorio. No obstante, la insistencia de su socio preferente hizo que ayer se comprometiera a contactar de nuevo con la compañía. "Las arquetas se mueven, hay rotos en el firme cada diez metros. De Fueros a Prado, la calle se está deteriorando de forma muy acelerada", alertó la portavoz jeltzale, Malentxo Arruabarrena.

Después de las fiestas Una calle por la que pasa el tranvía y que, ya seguro, cambiará de look es Lovaina. El aspecto de la media luna que conecta Magdalena con Sancho el Sabio deja ahora mucho que desear. Tras las obras de las arterias que enlaza, se ha convertido en una isla de baldosa antigua y brea dentro del primer corredor comercial del plan Alhóndiga. Por eso, y para que este eje tenga pleno sentido, el equipo de gobierno va a acometer su reforma.

La concejala de Vía Pública explicó que la obra para adaptar la calle al estilo Alhóndiga se llevará a cabo en agosto, después de las fiestas. No puede ser antes porque los trabajos obligarán a cortar el tráfico, así que conviene esperar al momento en que la circulación se vaya de vacaciones. "Hacerlo ahora sería una locura", insistió Gutiérrez.

En cualquier caso, la obra durará poco tiempo. Según adelantó la concejala, se trata de una reparación "sencilla que no llevará más de tres semanas". Es decir, que a principios de septiembre, con la vuelta del ajetreo, la calle Lovaina estará lista y más alhóndiga que nunca.