Vitoria. La plaza del Bodegón, situada entre la calle Herrería y el cantón de San Roque, ya luce un renovado aspecto. La obra, que ha eliminado un árbol y una fuente histórica en la zona para colocar una serie de aparcabicis y bancos, no ha contentado a parte de los vecinos. Y tampoco al conocido bar del Casco Viejo. "No nos gusta absolutamente nada", cuentan desde el local, que creen que el rediseño de esta zona ha sido "desproporcionado". Desde la Agencia de Revitalización de la Ciudad Histórica, mientras, defienden que la reforma ha permitido recuperar una plaza para la ciudad. Como suele ocurrir en este tipo de rehabilitaciones, para gustos están los colores.

Pocas obras de la capital se llevan a cabo con un respaldo unánime. No lo consiguió la plaza de la Virgen Blanca, ni las rampas mecánicas, ni la reforma de la Kutxi... Los cambios, por norma, generan rechazo. Y, en ese debate político y a pie de calle, la barrera que separa la necesidad de adaptar a la ciudad a los nuevos tiempos con la lucha por mantener intactas sus señas de identidad es muy fina. La reforma de la plaza del Bode ha engrosado ese listado de rehabilitaciones incomprendidas.

Vecinos de este entorno ya se movilizaron contra la reforma -que arrancó este verano- cuando todavía no estaba acabada, en pleno agosto. Criticaron, por un lado, que la renovación del aspecto de la plaza supusiera la eliminación de una de las acacias y, por otro, que la nueva estética planteada para el lugar no se ajustara al Casco Medieval. Entendían que el Ayuntamiento planteaba para este espacio un diseño exagerado, que arrancaba de raíz no sólo el árbol, sino también las señas de identidad de la zona. Mencionaban, por ejemplo, la desaparición de la fuente histórica de sillería o de los adoquines de caliza del suelo.

Apenas un mes después, las asociación vecinal Mendebaldeko Malda/Ladera Oeste censuró, a través de un comunicado, que los trabajos estaban siendo "un auténtico despropósito". Consideraron que la rehabilitación era "prescindible y cuestionable". Una vez que la reforma ha finalizado -esta semana se daban los últimos retoques al alcorque-, desde la entidad realizan una valoración negativa del resultado: "Tampoco es que queramos dejar las cosas como la heredamos de la abuela. Las reformas están bien, pero no esta apuesta por una modernidad que no entendemos. Además, no han contado con el vecindario".

descontento en el bodegón A estas críticas se suma el propio bodegón Gorbea, que básicamente consideran que la plaza "ha quedado mal". Desde el local insisten en que el suelo de adoquín era mejor que el actual, ya no saben si los bancos son bancos o estatuas... En definitiva, que el nuevo diseño "no nos gusta absolutamente nada". Desde el Bodegón entienden que la reforma que se ha llevado a cabo "es desproporcionada" para una plaza recogida como ésta. El cambio, además, obliga al bar a reorganizar la colocación de sus mesas: "Nos quita espacio. Y bastante mal está el tema ya con la crisis".

El gerente de la Agencia para la Revitalización de la Ciudad Histórica, Gonzalo Arroita, hace una lectura completamente distinta. Entiende que este entorno ha ganado en iluminación, espacio y diseño. "Obliga al Bodegón a reorganizar sus mesas, pero la plaza es mucho más funcional que la anterior. En cualquier caso, en este tipo de reformas pesa más el interés de la ciudad, a pesar de que el Bodegón sin duda es un negocio importantísimo que cumple una gran función en esta zona", explica.

Arroita alega, además, que las reformas en rara ocasión logran una opinión unánime, unas diferencias que no pueden servir para frenar los proyectos. El gerente de la agencia enmarca esta operación en el rediseño del barrio, porque "no podíamos reformar los cantones y dejar la plaza como estaba". El proyecto, así ha consistido en "potenciar la iluminación, los aparcabicis están en sintonía con el barrio, el mobiliario ha mejorado, la distribución es más lógica...". Además, precisa que el árbol retirado se ha replantado en el vivero municipal.

Con todo, Arroita entiende las reacciones negativas, pero también augura que se pasarán con el tiempo. El representante de la agencia que revitaliza el Casco Medieval cree que, con esta reforma, "la ciudad ha ganado un nuevo espacio. Al final, creo que la gente estará contenta".

l El enclave. La plaza del Bodegón se encuentra entre la calle Herrería y el cantón de San Roque, junto al antiguo palacio de los Álava-Esquível. Se caracterizaba por una fuente situada casi en el centro y su suelo adoquinado.

l La obra. La reforma arrancó en verano y esta semana se han realizado los últimos retoques. Los vecinos critican que la obra haya supuesto la eliminación de un árbol y de la fuente. Ahora, este espacio luce aparcabicis y bancos.