A mediados de este mes de octubre, Vitoria-Gasteiz recibía un nuevo galardón europeo, Misión Label, dentro de su participación en la Misión Europea de 100 Ciudades Inteligentes y Climáticamente Neutras en 2030.
No negamos que es un reto ambicioso, pero esta ciudad está preparada para liderar el cambio y adelantar ese objetivo de la descarbonización en 20 años. Europa nos mira y lo hace para bien. Somos referente y ejemplo para otras muchas urbes.
Tenemos una oportunidad y un protagonismo que debemos saber aprovechar para enseñar al mundo que es Vitoria-Gasteiz, cómo son sus gentes y cuáles son las políticas que en materia de sostenibilidad estamos impulsando desde hace décadas.
Esas políticas, que han fomentado todos los gobiernos municipales y que han sido respaldadas por la ciudadanía, nos han llevado a recibir múltiples reconocimientos que nos sirven como acicate sobre todo para mejorar la calidad de vida y el bienestar.
Somos un Gobierno a escala humana, con las personas siempre en el centro y con una hoja de ruta muy bien definida para que en estos cuatro años sigamos estando a la vanguardia en el compromiso social, el compromiso medioambiental y el compromiso con nuestro tejido productivo. Desafíos a los que nos enfrentaremos y seremos capaces de superar mejor si trabajamos desde la cooperación institucional y la colaboración público-privada, sin bajar la guardia y procurando espacios de acuerdo.
Ambición y determinación para alcanzar ese equilibrio tan importante entre las necesidades sociales, las económicas y las medioambientales. Ahí radicará nuestro éxito para dejar un futuro mejor a nuestras próximas generaciones.
“La movilidad en nuestra ciudad siempre ha jugado un papel fundamental. Hemos sabido planificar en el tiempo una ciudad con una buena red de transporte público”
Es innegable que el futuro es incierto, que no sabemos lo que nos ocurrirá en los próximos meses. Pero no podemos obviar una realidad.
Después de los años duros que nos ha tocado vivir, con una pandemia, una guerra que desgraciadamente no cesa y nuevos enfrentamientos bélicos, tenemos una economía que crece, unas rentas per cápita y unas jubilaciones más altas que la media, unas tasas de pobreza como las de los países más avanzados, una buena cohesión social…. Tenemos grandes fortalezas para afrontar, si vinieran, nuevos tiempos convulsos. Sin obviar que siguen siendo muchas las familias que nos necesitan y a las que prestaremos toda nuestra atención.
Acabamos de iniciar este nuevo mandato. Hemos expuesto todas y todos los concejales nuestras líneas de trabajo y estamos a pleno rendimiento. Trabajando en lo inmediato, en las necesidades más urgentes, y planificando las acciones futuras que dibujen la ciudad que queremos en unos años.
Y enlazando con lo que ha sido el inicio de este artículo, regreso a los reconocimientos europeos para alcanzar la neutralidad climática.
Desde mis responsabilidades como concejala de Espacio Público y Barrios, y como teniente de alcaldesa, he procurado que nuestras políticas, nuestras acciones y nuestros planes estén enfocados a ganar la carrera de la emergencia climática. Es algo que compartimos los dos socios de Gobierno: EAJ-PNV y PSE-EE.
Tenemos delante una gran responsabilidad y a la par una enorme oportunidad para acelerar los procesos de descarbonización y adaptación al cambio climático. Creo sinceramente que vamos por el buen camino. Nuestras políticas, muy consolidadas en el tiempo, están dirigidas a mejorar el transporte, los edificios, los sistemas energéticos, la gestión de residuos...
La movilidad en nuestra ciudad (el 30% emisiones provienen del transporte) siempre ha jugado un papel fundamental. Hemos sabido planificar en el tiempo una ciudad con una buena red de transporte público que va electrificándose progresivamente, con la mejor red ciclista (casi 190 kilómetros), tal y como lo señala la OCU en su último informe, con aparcamientos seguros para las bicicletas y próximamente también para los patinetes.
Con una sociedad muy concienciada sobre los beneficios para la salud de los desplazamientos a pie, en bici o transporte público frente a los vehículos a motor. Entendemos la movilidad como un factor esencial en la calidad de vida.
En ese objetivo de la neutralidad climática, tampoco podemos pasar por alto toda nuestra infraestructura verde. Hoy nadie entendería la ciudad sin su anillo verde o sin sus balsas de Salburua. Como dato, tenemos 42 m2 de zonas verdes por habitante.
115.000 árboles en nuestras calles y plazas. Grandes pulmones verdes, parques como son los de La Florida o Arriaga. Somos una capital aventajada y seguiremos apostando por ello, con todo un plan de reverdecimiento en el Casco Medieval, el proyecto de Laberinto Vegetal en Olarizu, el parque Larragorri o la cubierta verde en el Depósito de Aguas.
Y como tercera pata, la edificación, que al igual que el transporte representa el 30% de las emisiones de gases contaminantes. Tenemos las actuaciones en el barrio de Coronación con resultados muy buenos: ahorros del 50% en la factura del consumo y reducción de emisiones en un 90%.
Próximamente, empezaremos también en Zaramaga, con el Proyecto de Regeneración Urbana y Ecorehabilitación. 24 comunidades de edificios residenciales verán renovada de manera integral su imagen, con actuaciones en fachadas, aislamientos o accesibilidad.
Europa nos mira. Tenemos la oportunidad de volver a demostrar que somos una ciudad pionera. Una ciudad de vanguardia”.