- Al menos 131 personas fueron detenidas en la cuarta noche de disturbios en los Países Bajos provocados por jóvenes amotinados contra la Policía, en una aparente reducción de la violencia que mantiene a las autoridades en alerta, vigilando las redes sociales por temores a un auge de conflictos en los próximos días.

La Policía neerlandesa informó que 131 personas fueron arrestadas la noche del martes en diferentes ciudades, frente a los 184 del lunes y los 300 del domingo, y subrayaron que la madrugada de ayer fue mucho más tranquila que las anteriores.

Las tensiones se concentraron principalmente en Róterdam, donde la Policía detuvo a 81 personas tras los enfrentamientos con los agentes, que aseguraron que el despliegue de antidisturbios tuvo efecto en la dispersión de estos grupos, que se citaron a través de las redes sociales.

La mayoría de los detenidos de los últimos días son jóvenes de menos de 25 años, muchos de ellos menores de edad que tenían incluso 14 años, y que fueron acusados de sedición, incitación a la violencia y enfrentamientos a la autoridad, además de saqueos y de destrucción del mobiliario público en algunos casos.

Algunos de los disturbios empezaron incluso antes de la entrada del toque de queda, como ya pasó el domingo en Ámsterdam, en una protesta contra el gobierno en funciones de Mark Rutte.

Las autoridades tratan de movilizar a toda la sociedad para frenar los disturbios y evitar que se repitan los incidentes.

En un comunicado, la Policía y la Fiscalía se han dirigido directamente a los padres para que “vigilen a sus hijos” y los “mantengan en casa” por las noches, advirtiéndoles que, de ser arrestados participando en los disturbios, se enfrentan a multas y antecedentes penales en su historial, cuando aún son “jóvenes”.

Además, los llamamientos están acompañados de un despliegue de agentes adicionales en las calles, de una mayor vigilancia de las redes sociales y de una movilización de los centros comunitarios y las escuelas, entre otras instituciones juveniles.

La Policía está revisando las cámaras de seguridad y ya ha detenido a varios alborotadores que participaron en enfrentamientos en sus ciudades, y los acusan de sedición y violencia, lo que, junto al cansancio de varios días de actividad, podría explicar una reducción temporal de la violencia.

La difusión de mensajes en redes sociales pidiendo sumarse a los disturbios está siendo motivo de arresto en Países Bajos, según advirtió la policía. Uno de los detenidos es un chico de 18 años en la región de Zelanda que llamó a amotinarse contra la policía en esa región y traer fuegos artificiales y cócteles molotov para “dar una lección al Gobierno”. La Policía logró averiguar su identidad después de un rastreo en internet que llevó a localizar su lugar de residencia. Ayer declaró ante un juez de instrucción junto a otros sospechosos, aunque la mayoría de los arrestados está recibiendo multas por violar el toque de queda (95 euros) o por desacato a la autoridad, y ya están en libertad.

El jefe policial Willem Woelers aseguró que los agentes han “logrado evitar una gran escalada” de los disturbios, y reconoció que aunque “hubo movimiento en otras ciudades”, la Policía no tuvo que recurrir a la fuerza como en días anteriores y logró “controlar la situación rápidamente” con varios arrestos.

El presidente de las juntas de seguridad regionales, Hubert Bruls, descarta que haya un grupo concreto movilizando a todos estos jóvenes contra las autoridades y cree que hay “gente con diferentes afiliaciones”, desde hinchas de fútbol, radicales de derechas y seguidores del grupo Patriotas Europeos contra la Islamización de Occidente (Pegida), antivacunas y jóvenes sin ideología concreta cansados de la pandemia. Sin embargo, defendió que la mayor parte de neerlandeses respeta las restricciones.

Frente a esto, vecinos de diferentes ciudades han mostrado su disposición a cooperar con la Policía en la vigilancia de los más jóvenes, mientras que los hinchas de fútbol de ciudades como Maastricht, Den Bosch y Breda, salieron a las calles al comienzo de la noche para proteger sus ciudades, una decisión celebrada por los municipios.