- El presidente francés, Emmanuel Macron, no perdió un minuto y, un día después del avance de los verdes en las municipales de este domingo, anunció ayer una serie de medidas de marcado calado ecologista que marcarán buena parte de su acción de Gobierno en los próximos dos años. La agenda se alió con el jefe del Estado, que tenía programada la recepción de la conocida como Convención Ciudadana sobre el Clima, una asamblea de 150 ciudadanos, elegidos por sorteo, que durante 9 meses han trabajado sobre una serie de propuestas para dirigir la transición ecológica del país.

Macron aprovechó la coyuntura para acoger la práctica totalidad de las 149 medidas presentada por ese grupo, destinadas a introducir la noción de ecología en todas las decisiones del Estado sin que eso frene la economía del país ni profundice la fractura social. "El desafío climático nos obliga a ir más lejos, más rápido. Es hora de actuar", aseguró el presidente que unas horas antes había asistido al naufragio de sus candidatos municipales y a una oleada ecologista sin precedentes.

Macron consideró ese resultado como "un barómetro de lo que piensan los franceses" y demuestra que "la ecología está en el corazón de sus preocupaciones". En su discurso, se comprometió a que 146 de las 149 propuestas sean adoptadas en forma de decretos, cuando sea posible, y de una ley específica antes de que acabe el verano. Pero no descartó convocar referéndums para hacer avanzar las reformas ecológicas si los trámites parlamentarios se enredan.

Además, anunció un paquete de 15.000 millones de euros suplementarios para apoyar en los dos próximos años la transición ecológica del país, dentro del plan de recuperación económica tras la crisis sanitaria. Macron agradeció el trabajo de los ciudadanos y alabó sus propuestas que, dijo, "combinan la necesidad de una transformación profunda que nos permita preservar el medio ambiente con la necesidad de mantener nuestro modelo social".

En su discurso resonó aun la revuelta de los chalecos amarillos, surgida originalmente como una reacción contra una tasa a los carburantes diesel con fines ecológicos, pero que fue atacada por perjudicar a las provincias más rurales y los hogares más desfavorecidos. El presidente rechazó que el avance de la ecología deba hacerse a costa de un parón económico del país, que a su juicio no sería entendido por los ciudadanos y que incrementaría la fractura social. Puso como ejemplo el reciente confinamiento de la población, que prácticamente paralizó la economía y solo logró reducir un 8% las emisiones contaminantes. Al contrario, consideró que la ecología debe ser una palanca social, generadora de inversiones, empleo y riqueza.

El presidente francés solo rechazó tres de las medidas propuestas, la introducción de un impuesto del 4% a los dividendos accionariales, la limitación de la velocidad a 110 kilómetros por hora en las autopistas y la introducción en el capítulo primero de la Constitución de la noción de ecología, por delante de los derechos humanos.

Pero aceptó que se debata la creación a nivel internacional de un delito de ecocidio que persiga a los gobernantes que no protejan el medio ambiente, y se comprometió a fomentar una fiscalidad sobre el carbono a nivel europeo y a imponer tasas fronterizas a los productos procedentes de los países más contaminantes. En los próximos días, Macron debe seguir dando pasos en esa misma dirección. A lo largo de la semana tiene previsto dirigir un discurso solemne a la nación donde desgranará las grandes líneas de sus dos últimos años de mandato.

Pocos dudan de que la vertiente ecológica tendrá un peso esencial y muchos consideran que irá acompañada de una amplia remodelación del Ejecutivo para dar más peso a estas cuestiones. La duda persiste sobre si el presidente mantendrá a Édouard Philippe al frente del Gobierno. De origen conservador, el primer ministro se impuso en las municipales de su cuidad, Le Havre, un puerto industrial, situado en la desembocadura del Sena, donde las preocupaciones medioambientales tienen menos peso que la reconversión industrial.

Encuentro con Sánchez. La cumbre de jefes de Estado de los países del G5-Sahel (Mauritania, Mali, Níger, Chad y Burkina Faso) se abre hoy con la presencia del presidente francés, Emmanuel Macron, y el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, que escenificarán su apoyo a la región.

Ciudades simbólicas. El avance de los ecologistas en las municipales les ha permitido mostrarse esenciales en las dos principales ciudades del país y conquistar algunas simbólicas, como Lyon, Burdeos o Estrasburgo.

Corrupción. El exprimer ministro francés François Fillon fue condenado ayer a dos años de prisión firme y otros tres exentos de cumplimiento, por haber empleado de forma fraudulenta a su esposa como asistente parlamentaria sin que esta efectuara esa función. El Tribunal Correccional de París, que añadió una multa 375.000 euros, también condenó a tres años exentos de cumplimiento tanto a la mujer, Penelope, como a Marc Joulaud, diputado al que Fillon cedió su circunscripción cuando se convirtió en el ministro de Asuntos Sociales de Jacques Chirac y que también la contrató.