- Amaia Azarola tiene 54 años. A mediados de marzo comenzó a sentirse mal, "como si estuviera incubando algo, un catarro o una gripe". Ese fue el principio y diez meses después sigue de baja y no sabe hasta cuándo.

¿Cuándo fue diagnosticada de covid-19?

-A mediados del mes de marzo de 2020 empecé a sentirme mal. Pensé que estaba incubando algo, un catarro o una gripe. Seguí yendo a trabajar, porque en aquel momento estaba como para ir, aunque me notaba un poco cansada. El 27 de marzo salí de trabajar, fui a casa y cuando me tumbé en el sofá empecé a notar calor. Me subió la fiebre a 40º y llamé al médico.

¿Cómo fue la evolución?

-A raíz de eso ya me dieron la baja. Estuve una semana muy mal, con mucho dolor de cabeza y mucha fiebre, me dolía todo. A primeros de abril me bajó la fiebre, aunque seguían el resto de síntomas. El 6 de abril me hicieron una PCR, porque mis hijos trabajan en residencias de mayores y por precaución. Dio positivo, pero como yo ya no tenía fiebre no me encontraba tan mal. El día 8 me levanté mareada y con falta de aire. Pensé que era algo normal por el covid y que quizá no era para tanto. Pero al día siguiente seguía igual, llamé al ambulatorio y me mandaron una ambulancia. Me subieron al hospital y me hicieron una placa, viendo que tenía una neumonía. Estuve ingresada seis días y de allí me mandaron al Hotel María Cristina (que se readecuó para acoger enfermos convalecientes de coronavirus). Estuve allí 21 días, porque todas las semanas me hacían PCR y me daba positivo. Hasta el 5 de mayo que di negativo no me mandaron a casa.

Pero ahí no acabó todo.

-Seguía notando cansancio y que no respiraba bien al 100%. Pero empecé a tener síntomas más fuertes. Se me cerraban los pulmones completamente, me quedaba sin aire y el médico me cambió el inhalador que me habían recetado. Además sentía un cansancio descomunal y fatiga. Hoy es el día en el que no siento que se me cierran los pulmones, pero sigo teniendo falta de aire y cansancio. Cualquier cosa que hago me fatiga. Soy una persona muy activa y he sido sana. Ahora tengo 54 años y me siento como si tuviera 80.

¿Esta enfermedad le está condicionando mucho el día a día?

-Claro que sí. Sigo de baja porque así no puedo trabajar. Yo trabajo en el Oncológico, en la limpieza. Mi doctora ve que trabajando donde trabajo, en las condiciones que estoy no puedo volver. Me apoya.

Eso es importante, porque otras personas del colectivo no se han sentido apoyadas por los médicos que les han atendido.

-Sí, así es. A mí me siguen dando la baja por covid. El problema de muchas compañeras del colectivo es que en su día nos les hicieron PCR, porque no había, y no acreditan el positivo. Y sus médicos, a veces, les derivan al psicólogo o al psiquiatra. Yo al haber pasado todo lo que pasé, tengo un informe que lo avala.

¿Y además del trabajo, que no puede hacer, en qué le afecta esta enfermedad?

-Condiciona en muchas cosas. He sido una persona de no parar quieta, puro nervio. Ahora estoy como si fuera una persona patxorra, quieta. Salgo a andar, pero cuando empiezo a notar que me falta el aire me tengo que sentar.

¿Su situación ha ido mejorando con el tiempo o está estancada?

-Ahora mismo llevo tiempo estancada. Una vez se me pasó lo de los pulmones y desde que en noviembre dejé de usar el inhalador, ya no he evolucionado. No he notado mejoría. Sigo con el cansancio, la falta de aire y la fatiga. Noto muchas veces que me arde la garganta y que me baja hasta los pulmones y noto mucha presión en el pecho. Es algo en lo que insisto mucho al médico. Ahora, que estoy hablando un rato seguido, comienzo a notar la presión. Yo pienso que tengo que tener algo en los pulmones, pero no se ve.

¿Saber que hay otra gente que está pasando por lo mismo ayuda?

-Sin duda. Todos los meses me llamaba el médico, le contaba mis síntomas y a veces pensaba ¿ya me creerá? Porque lo que ocurre con esta enfermedad es que te hacen pruebas y los resultados te dan bien. No se sabe por qué estás así. En noviembre el neumólogo me hizo unas pruebas que no dieron nada malo. Pero, sin necesidad de que yo le dijera nada, el neumólogo me dijo: tranquila Amaia, que te creo. Eso a otras compañeras del colectivo no les ha pasado.

Usted no ha tenido que justificarse, ni dar explicaciones porque le estuvieran cuestionando

-Yo, dentro de lo que cabe, porque no estoy bien, siento que he tenido suerte, porque los médicos que me han atendido me han apoyado en todo momento. Además, mi familia y mis compañeros de trabajo me han arropado desde el inicio. Llevo trabajando más de 30 años en el Oncológico y me conoce todo el mundo, y siempre preguntan por mí. Voy a contar una anécdota. Cuando estaba en el María Cristina fue mi cumpleaños. A la mañana me llevaron el desayuno y allí estaban todos (médicos, enfermeras, auxiliares, personal de limpieza etc). con una tarta con velas y cantando el Zorionak. Fue inolvidable, me levantó mucho el ánimo.

¿Cómo aguanta la moral tras tantos meses enferma?

-Hay momentos en que siento una gran tristeza y muchas ganas de llorar. Pero intento darle la vuelta. Es cierto que sí hay momentos en los que te hundes.

¿Qué le dicen los médicos sobre lo que le espera?

-Están perdidos. Ven que las pruebas te dan bien pero también ven cómo estás, los síntomas que tienes. No saben qué decirte, no saben por dónde agarrarlo. Te dicen que no saben qué hacer, que esperan que se investigue más para curarnos y que estemos como antes del covid. Lo que queremos es volver a nuestra vida normal.

En el colectivo habrá conocido compañeras con síntomas muy distintos.

-Sí. Con síntomas respiratorios como yo, no hay muchos que yo sepa. Muchos tienen problemas circulatorios, dolores articulares, musculares, se les queda la mente en blanco...

¿Las principales reivindicaciones son que se reconozca la enfermedad y que se investigue?

-Eso es, para que ya no haya más problemas y para que se pueda tratar. Para que nos curemos.

"Tengo 54 años y me siento como si tuviera 80. Sigo de baja, cualquier cosa que hago me fatiga y continúo notando que me falta aire"