Milagros Iriberri, jefa del Servicio de Neumología del Hospital de Cruces, tiene claro qué diría a las personas que guardan todavía reticencias a la hora de vacunarse contra la covid-19. “El 98% de los 200 profesionales del hospital que estábamos llamado a vacunarnos y que hemos estado en primera línea, lo hemos hecho. Es una respuesta que no habíamos tenido nunca, ni con la campaña de la gripe”, afirmaba ayer, momentos después de haber recibido la primera dosis de Moderna. “Además de dar ejemplo, estábamos convencidos de que había que hacerlo. La gente la estaba esperando con muchas ganas. A día de hoy, es la única solución que tenemos. Ha sido un regalo”.

Los profesionales de Osakidetza empezaron a recibir ayer las primeras vacunas contra el coronavirus en el hospital de Cruces. Tras la administración de las dosis a los trabajadores de primera línea de este centro, Basurto y Urduliz, está previsto que la vacunación continúe en los próximos días en el resto de organizaciones de Osakidetza con la mitad de las dosis recibidas de la vacuna de Moderna, es decir, 700. La vacunación en este colectivo continuará de manera paulatina y escalonada en función de la disponibilidad de las dosis, tanto de Moderna como de Pfizer, en paralelo al proceso en las residencias de personas mayores.

Para la responsable del servicio de Neumología del hospital vizcaino no hay duda. “Es una muy buena noticia”, respondía desde la experiencia de haber pasado casi 11 meses luchando en primera línea contra el virus. “Hay que vacunarse; yo no tenía ninguna duda de que iba a hacerlo cuando llegara”, defendía a capa y espada. “Son vacunas que han demostrado ser eficaces y funcionan”.

Ella recibió su dosis a las 10.15 horas. En primer lugar tuvo que rellenar un cuestionario sencillo, “para ver si tienes alergias, alguna enfermedad importante o síntomas respiratorios”, y el pinchazo en sí “es muy similar a la de la gripe, nada doloroso”. Tras permanecer vigilada los 15 minutos que establece el protocolo por si surgiera alguna reacción adversa, pudo reincorporarse a su puesto de trabajo sin problemas. “No he tenido ningún problema, me encuentro estupendamente. No hay ningún efecto secundario”.

Ya tiene la cita para la segunda dosis, que recibirá en un mes, aunque con esta primera inoculación empezará a generar anticuerpos en dos semanas. Como experta, explica cómo funciona. “No se mete el virus, sino el RNA, que es su genoma, obligando al organismo a crear esa respuesta inmutaria, que tampoco sabemos cuánto va a durar. Si el año que viene nos tenemos que revacunar, lo haremos; con la gripe lo hacemos cada año. Lo importante es salir de esta situación”.

La responsable del hospital defiende además que el proceso debe ser “ordenado y rápido”, aunque sin entrar en rankings de quién corre más. Respetuosa con la estrategia que ha decidido establecer cada comunidad autónoma, considera apropiada la apuesta de Euskadi por garantizar la segunda dosis a todos los vacunados, antes de ampliar la población diana para lograr así una inmunidad efectiva. “Lo importante es que tengamos las vacunas. Una vez estén aseguradas, y de forma ordenada, debemos vacunarnos lo antes posible todos, incluso sábados y domingos si hiciera falta. Haría falta un toque germánico”. Y es positiva de cara al futuro. “Tenemos la de Moderna, tenemos la de Pfizer, vamos a tener enseguida la de Oxford-Astra...”.

En el día a día con sus pacientes, Iriberri se enfrenta a las dudas que surgen entre la población. ¿Hay alguna contraindicación para las personas asmáticas o alérgicas? “En absoluto; las dos vacunas que han llegado a Euskadi, la de Moderna y la de Pfizer, pueden administrarse sin problemas, salvo en pacientes con alergia al sorbitol y un polietilenglicol. En caso de que quiera hacerlo y tenga dudas, podemos remitirle al Servicio de Alergias”, explicaba. ¿Deben vacunarse las personas que ya han pasado la infección? La respuesta es un sí rotundo, “aunque pasan a una prioridad inferior, si ha sido después de noviembre”. ¿Y las embarazadas? “De momento no se aconseja, salvo excepciones con pacientes de alto riesgo. Siempre están excluidas de los ensayos clínicos”.

Los sanitarios esperaban la llegada de las vacunas “como agua de mayo”, por la protección que les supone frente a un posible contagio. “Tenemos que evitar infectarnos; hemos visto profesionales que incluso han fallecido. Es una enfermedad puñetera porque nos ha hecho ver la fragilidad de la vida, con pacientes cuya situación se complicaba sin tener, en principio, ningún factor de riesgo. Y a día de hoy no existe ningún tratamiento específico”, lamenta. “Los profesionales sanitarios hemos trabajado mucho pero han sido meses muy duros para toda la sociedad y ahora se nos abre la posibilidad de salir de esta dinámica”.

“A día de hoy, la vacuna es la única solución que tenemos. Ha sido un regalo”

Jefa de Neumología de Cruces