erca de 8.000 muertos, 46.331 hospitalizados y más de medio millón de accidentes de tráfico en España en los últimos cinco años dan cuenta, como reconoció la OMS hace quince años, de que la siniestralidad vial es una pandemia. Eso sí, a diferencia de la de la covid, tiene vacuna: cumplir las normas.

Con esta visión, las asociaciones de víctimas de tráfico conmemoran hoy su Día Mundial, fijado por la ONU el tercer domingo de noviembre de cada año -en esta ocasión bajo el lema Recuerda, apoya, ayuda- para concienciar a la población de la devastación humana y económica que provocan estos siniestros y homenajear la labor de los servicios de emergencias y ayuda.

La pandemia del tráfico mata cada año en el mundo a 1.355 millones de personas y deja heridos a más de 50 millones. En España, solo el pasado año, 1.755 vidas se perdieron en el asfalto y, por primera vez, los fallecidos vulnerables -peatones, ciclistas y motoristas- superaron a los que viajaban en automóviles. A falta de un mes y medio para que finalice este año, las víctimas mortales son más de 700, una cifra sensiblemente inferior a la del pasado y que se explica precisamente por la pandemia de la covid.

Solo en el primer mes de estado de alarma, con la población confinada y sin operación especial de Semana Santa, los desplazamientos de largo recorrido cayeron una media del 80% y las víctimas mortales, un 68%. Pero no hay margen para la satisfacción, en opinión de las tres principales asociaciones de víctimas -Aesleme, STOP Accidentes y DIA- que, en declaraciones, coinciden en advertir que, si bien en términos absolutos ha habido menos fallecidos, comparativamente este descenso no se corresponde con la bajaba tan notable de viajes.

Para las asociaciones, la pandemia de las muertes en carretera y la de la covid tienen similitudes. “En ambas juega un papel importante la responsabilidad personal para evitar víctimas”, asegura la directora de la Asociación para el Estudio de la Lesión Medular Espinal (Aesleme), Mar Cogollos. Y, al igual que con la covid, los comportamientos inadecuados siguen siendo persistentes en algunas personas. En las carreteras hay ciudadanos que siguen sin asumir normas como ponerse el cinturón.

Respetar las leyes son la vacuna de la pandemia de las muertes en carretera, insiste también la responsable de STOP Accidentes, Ana Novella, para quien no existe aún el suficiente reproche social con los malos comportamientos.

Mar Cogollos habla, por ejemplo, del reciente paquete de medidas que el Gobierno ha aprobado tras varios años de retraso para frenar los siniestros, con más castigo para quien maneje un móvil mientras está al volante (6 puntos en lugar de 3) o la reducción de la velocidad a 30km/h en calles de ciudades.

El presidente de la asociación de víctimas DIA, Francisco Canes, aplaude el impulso legislativo, especialmente el que afecta al carné por puntos porque desde hace 14 años que entró en vigor “no se había hecho casi nada”. Aun así, Canes defiende, como el resto de asociaciones, que hay margen para avanzar e ir hacia la estrategia de seguridad vial que fija para 2030 el objetivo de reducir las muertes y lesiones en las carreteras en un 50%.

Tanto DIA como Aesleme plantean que si la sociedad avanza hacia un modelo de seguridad vial sostenible, el factor seguridad también debe ir en esa dirección y las medidas deben ser “más valientes” en asuntos como la obligatoriedad del casco para quien circule en patinete eléctrico. También apuntan que, si queremos ciudades con más bicicletas y patinetes, tenemos que dotar a sus usuarios de vías propias, con “carriles segregados” en la calzada diferentes al de los coches.

Para DIA, todo aquel que pueda causar daños personales a otro mientras conduce tiene que poder afrontar la indemnización correspondiente.

Una vez más, la Asociación Nacional de Abogados de Víctimas de Accidentes sigue denunciando la pérdida gradual de derechos que están sufriendo durante los últimos años y que se agudizó con la reforma del Código Penal de 2015 y la entrada en vigor de un nuevo baremo de indemnizaciones.

Así, en los últimos 25 años la cantidad que se cobra por día de baja se ha reducido 7 euros, desde las 10.000 pesetas (60 euros) de 1995 a los 53 euros actuales, según datos de esta asociación. Denuncian, además, que deben pagar para acceder al atestado realizado por la policía municipal en el lugar del accidente, una cantidad que varía en función de cada ayuntamiento y que oscila entre los 40 y los 300 euros.

La despenalización de las acciones por accidente a raíz de la reforma del Código Penal supone que las reclamaciones de los lesionados ya no son gratuitas y se tengan que hacer por vía civil, adelantando gastos de procurador, perito, etc.