- Conocido en parte por su presencia en tertulias televisivas, Jesús Maraña (Sahagún, 1961) es un hombre con una amplísima experiencia en puestos de responsabilidad en el periodismo escrito.

Llega el 4-M y la izquierda, salvo que exista mucho voto oculto, parece que no termina de movilizar.

-Ha habido dos o tres hitos en la campaña, el arranque provocador de Vox en Vallecas, el único debate a seis que hubo, en Telemadrid, y el debate frustrado en la Cadena SER, que yo uniría a las cartas con balas, a los sobres con amenazas de muerte y a esa segunda provocación de Vox en la SER. Esos hitos han ahondado en el marco de confrontación entre los dos bloques. Si hacemos caso a la inmensa mayoría de las encuestas conocidas, la suma de cada bloque viene a ser prácticamente la misma que al inicio de campaña. La diferencia a favor de la derecha sigue ahí. Ha habido otro tipo de oscilaciones. Se ha reforzado la candidata de Más Madrid, que era la menos conocida. Se ha reducido un poco el apoyo al PSOE. Pablo Iglesias ha confirmado el principal objetivo del salto que dio de la vicepresidencia a la candidatura de Madrid, que es mantener a Unidas Podemos con representación. Pero tampoco ha provocado una subida muy meridiana en el bloque de izquierdas. La impresión en la recta final es que el margen para dar un vuelco a ese gobierno de derechas que lleva 26 años en Madrid, depende de una participación histórica, especialmente en las zonas donde tradicionalmente ha habido una mayor abstención de izquierdas.

La noche electoral será de sumas.

-Para ver si se va mantener un gobierno de derechas. En este caso, parece claro que condicionado aún más por la ultraderecha. Incluso con su presencia.

Un salto importante.

-Le doy una importancia no menor, pero creo que el mayor logro de Vox y el mayor daño desde el punto de vista democrático, es que ya lo ha conseguido. Hablamos de unas opciones en el espacio de la derecha donde se ha fumigado a Ciudadanos. Todo indica que desaparece del dibujo parlamentario en Madrid. El logro ya está conseguido, puesto que el asentamiento de la mayoría de derechas se produciría sobre un discurso más nacionalpopulista y más ultra del que el PP ya tenía en Madrid. El gran éxito de Ayuso ha sido comerse parte del electorado que se había llevado Vox y Ciudadanos, y lo ha concentrado con un discurso mucho más mimético de Vox que el de barones del PP de otras comunidades.

La tentación para Casado, si eso funciona a Ayuso, será trasladar dicha estrategia a la política española.

-A mi juicio, esa es una de las mayores incógnitas y de los mayores retos para él y para el dibujo democrático general en España, porque afecta al principal partido de la oposición. Isabel Díaz Ayuso ha ido al margen de Génova. Está jugando una partida personal, muy concentrada en su núcleo duro de consejeros, fundamentalmente Miguel Ángel Rodríguez, que también fue estratega de José María Aznar. Ayuso va absolutamente por su cuenta, y no se descarta que incluso compita, si todo le va bien, por el liderazgo nacional del Partido Popular. Está en juego si de una vez el PP se plantea una hoja de ruta que coincida con los partidos de derechas democráticos europeos, o elige la vía en la que está Ayuso y el sector más reaccionario, que tiene más que ver con el trumpismo y con las extremas derechas de distintos países. Hay comunidades donde gobiernan otros barones que para nada han sintonizado con Ayuso, e incluso creen que es un riesgo para sus intereses, y a mi juicio, también, para asumir un modelo de país, qué se pretende que sea España. El dibujo de la realidad que impone Ayuso no tiene nada que ver con el concepto que puede tener una gran parte de la ciudadanía, incluyendo electorados conservadores en el resto del Estado.

¿Qué le ha parecido la campaña y la candidatura de Gabilondo?

-Tiene un perfil que se da a veces en política en los que se dibuja como mejor presidente que candidato, especialmente en tiempos con un porcentaje de espectáculo, humo y ruido ajenos al mundo del que procede un catedrático de filosofía. Su campaña, dependiendo de los resultados, traerá cola, porque en el Partido Socialista y en Moncloa hay distintas visiones acerca de esta. Creo que el error inicial fue empeñarse en el voto de Ciudadanos, porque ya se veía que había poco que rascar en ese electorado. Un error que llevó a decir ‘con este Iglesias no’, y a plantear una fórmula de gobierno con Más Madrid y Ciudadanos. Un dibujo poco real, de hecho hubo un giro una vez que entramos en las mayores provocaciones de Vox y en las amenazas recibidas por dirigentes políticos, y Gabilondo tuvo que decir que la única posibilidad es que el bloque de izquierdas sume y consiga movilizar los votos de todo el espectro progresista. A mi juicio, esa debió ser la apuesta desde el primer minuto.