pamplona - El Gobierno de Navarra ya tiene Presupuestos para 2020. Después de tres meses de negociaciones y de ingeniárselas para contar con la mayoría suficiente, el Ejecutivo de coalición entre PSN, Geroa Bai y Podemos consiguió ayer sacar adelante la ley más importante de cada curso gracias a sus 22 votos y las siete abstenciones de EH Bildu, partido con el que se ha conseguido llegar a un acuerdo fiscal y presupuestario que muestra el camino para la estabilidad de una legislatura en minoría. De nada sirvieron los 20 votos en contra de Navarra Suma (NA+) y sus reproches continuos a la presidenta María Chivite y sus alianzas, ni la abstención de I-E, fruto más de una marejada interna en la coalición de izquierdas que de discrepancias programáticas.

Las cifras son las ya conocidas: 4.256 millones de euros tras la subida del techo de gasto y las enmiendas parciales; 54% del Presupuesto para Educación, Salud y Derechos Sociales; y casi un 6% más de inversión en total, lo que convierten a estas cuentas en las más expansivas en cinco años. Y eso que, desde 2016 -los primeros Presupuestos del Gobierno del cuatripartito- todos los años se consignó más dinero para revertir recortes y consolidar servicios públicos. "Es una gran noticia, el sustento de este Gobierno que es estable y camina fuerte y seguro hacia una Navarra solidaria", dijo Elma Saiz, consejera de Hacienda, tras certificarse la aprobación.

Los Presupuestos valen más por el precedente que sientan. Para el Gobierno en minoría, supone superar el primer gran obstáculo. Eran la piedra de toque de Chivite: si conseguía sacarlos adelante, esto va para adelante. Si no, la fórmula de gobierno se tambalearía hasta caer por su debilidad. El abrazo que Ramón Alzórriz, portavoz socialista, le dio a la presidenta Chivite una vez el Parlamento aprobó el proyecto fue revelador. Prueba superada, pensarán. Y todo se ha hecho porque PSN, Geroa Bai y Podemos han sido capaces de llegar a un acuerdo con EH Bildu, lejos de cualquier posicionamiento maximalista. Lo dijo Adolfo Araiz, portavoz de la formación abertzale: "No se piensen que esto es un cheque en blanco. No tendrán nuestro apoyo siempre, per sé. Habrá que negociar". Pero "frente al proyecto caduco" de Navarra Suma hay alternativa. El mensaje es claro: si hay voluntad de seguir una agenda de izquierdas y progresista con Presupuestos "expansivos", en el Parlamento hay 30 escaños.

Esa posibilidad la ve con temor Navarra Suma, que ayer pasó su enésima mala mañana de la legislatura. A María Jesús Valdemoros, responsable económica de la plataforma, le tocó almorzarse una de esas patatas calientes que a nadie gustan: dar la cara en una votación perdida de antemano. Lo hizo con la solvencia que le caracteriza en la parte de los números, pero con los vicios de siempre en la crítica política. Se centró en repasar las incoherencias del PSN, al que reprochó que ha "renunciado a su pasado" y "predica hoy con lo que en su día reprochaba". "La legislatura pasada usted decía que los Presupuestos eran de brazos caídos. ¡Hoy hace lo mismo!", reprochó Valdemoros a Chivite, y admitió que "en otra circunstancia felicitaría" a la presidenta. No lo hizo.

Eso explicó la reacción de Alzórriz. "Se han enrocado en una espiral de conflicto", reprochó a la derecha, que "no ha entendido que las recetas de gobernanza han cambiado". "Las cuentas buscan la justicia social, están centradas en necesidades de la ciudadanía", defendió, en la misma línea en la que lo hizo Mikel Asiáin, de Geroa Bai. "Estas cuentas sirven para luchar contra la pobreza, y si Navarra Suma sigue con su tono apocalíptico igual es hasta una buena señal", consideró. También lo celebró Mikel Buil, de Podemos, que puso el acento sobre una realidad opacada por el debate: el Presupuesto cuenta con 240 millones más sin haber subido los impuestos "a la clase trabajadora". I-E tachó las cuentas de "decepción" y "parón".