- La segunda jornada del juicio contra el exagente de policía Derek Chauvin, acusado de asesinar al afroamericano George Floyd, se caldeó ayer con el testimonio de varios testigos de la muerte de éste en mayo pasado en Mineápolis, en el estado de Minesota.

“Chauvin solo nos miraba. Tenía una mirada fría, sin corazón. Parecía que no le importaba lo que estábamos diciendo y no cambiaba nada de lo que él estaba haciendo”, afirmó Darnella Frazier, la joven que grabó el vídeo en el que se ve cómo Chauvin hincó la rodilla en el cuello de Floyd. Frazier, ahora de 18 años y que en aquel momento era menor de edad, aseguró que el acusado fue presionando su rodilla “más fuerte” conforme avanzaba el tiempo.

También testificó en calidad de “testigo crucial” Donald Williams, al haber sido profesional en artes marciales y agente de seguridad, y conocer técnicas de inmovilización y estrangulamiento. En su declaración, Williams explicó que llamó al número de emergencias de la policía para denunciar a los agentes implicados en el incidente, porque creyó que estaba siendo “testigo de un asesinato”.

“Llamé a la policía. Porque creía que estaba siendo testigo de un asesinato y sentí la necesidad de llamar a la policía”, dijo Williams al ser preguntado por el fiscal de Minesota (EEUU), Matthew Frank, en el arranque de la segunda jornada del juicio.

El testigo apuntó que primero intentó razonar con los agentes presentes en la escena del crimen, cuando vio cómo Chauvin presionaba la rodilla sobre el cuello de Floyd, pero, como no le hicieron caso, llamó al teléfono de emergencias 911.

En esa llamada, que fue reproducida en el juicio, se puede oír a Williams diciéndole a un operador que un oficial de la policía estaba “tratando de matar a un ciudadano” frente a la tienda Cup Foods, en la esquina en la que Floyd pereció.

Estas dos comparecencias caldearon el ambiente dentro de la sala, ya que tanto la Fiscalía de Minesota como la defensa de Chauvin pidieron al juez que no constaran en acta una decena de preguntas de ambos, tras ser formuladas o tras la respuesta de los testigos, mientras que el magistrado tuvo que parar en varias ocasiones la audiencia para hablar en privado con ambas partes.

Con sus cuestiones, los abogados del expolicía buscaban convencer al jurado de que los agentes presentes -Chauvin, Tou Thao, Thomas Lane y J.A. Keung- se sintieron “amenazados” cuando los transeúntes les “increparon”, en el momento en que el acusado en este juicio tenía su rodilla sobre el cuello de Floyd.

El expolicía está acusado de los cargos de asesinato en segundo grado, penado con hasta 40 años de cárcel; asesinato en tercer grado, con una condena máxima de 25 años, y homicidio en segundo grado, que acarrea hasta 10 años de privación de libertad.

Sin embargo, como no tiene antecedentes penales, solo podría ser condenado a un máximo de 12,5 años de prisión por los primeros dos cargos y a 4 años de cárcel por el tercero.