El presidente de Rusia, Vladímir Putin, abrió el miércoles la campaña para el plebiscito constitucional del 22 de abril con un viaje a Crimea, cuya anexión es su mayor rédito electoral, entre la incertidumbre de si el coronavirus provocará el aplazamiento de la consulta. “Gracias a Dios, por ahora está todo bajo control”, dijo. Putin no pudo evitar aludir a la pandemia, para tranquilizar a un auditorio necesitado de buenas noticias de cara a la votación de la reforma constitucional debido al desplome del rublo, el derrumbe del petróleo y la caída de los ingresos.