Londres - La Policía británica detenía ayer a tres nuevos sospechosos por el caso de los 39 cadáveres hallados en un camión frigorífico en Inglaterra, entre los que podría haber víctimas de Vietnam, mientras analiza posibles conexiones con grupos organizados de trata de personas. La policia de Essex corroboró ayer en un comunicado los arrestos de un hombre y una mujer, ambos de 38 años, por su presunta implicación en los delitos de homicidio y conspiración para traficar con personas, a raíz de las últimas redadas en el condado inglés de Cheshire. En el aeropuerto londinense de Stansted, las fuerzas de seguridad detuvieron además a un norirlandés de 48 años que afronta igualmente cargos de homicidio y tráfico de personas. Aunque desde el arranque de la investigación, los agentes habían hablado de víctimas “de origen chino”, la Embajada de Vietnam en el Reino Unido contactó ayer con la policía por sus temores a que halla muertos de ese país entre los 39 cuerpos. Los investigadores prosiguieron ayer con el interrogatorio al conductor del vehículo en el que estaban atrapados los 31 varones y 8 mujeres encontrados sin vida en la madrugada del miércoles, en el polígono Waterglade Industrial Park, en Grays (Essex). Se trata de un varón de 25 años de Irlanda del Norte, identificado por los medios como Mo Robinson, sospechoso de asesinato, y quien, según la prensa, habría llamado a los servicios de emergencia al descubrir los cadáveres en la cámara frigorífica.

la dignidad de las víctimas El camión fue retirado el jueves de ese complejo industrial y trasladado a otra ubicación, cercana a Tilbury Docks, a fin de “preservar la dignidad de las víctimas”, que podrían haber soportado condiciones terribles al alcanzar las temperaturas en esas unidades frigoríficas de hasta 25 grados bajo cero. Los primeros once cuerpos se retiraron la noche del jueves al viernes en ambulancia privada con escolta policial al hospital Broomfield, en la localidad de Chelmsford, donde ayer comenzaban a practicarse las autopsias, si bien la policía ya ha anticipado que el proceso llevará más tiempo del estimado. Medios locales revelaron ayer que el camión estuvo en tres lugares diferentes de Bélgica y Francia en los días previos al hallazgo, según datos extraídos del sistema GPS, que muestra además que realizó dos viajes entre el Reino Unido y Europa continental entre el 16 y el 22 de octubre. Al parecer, las víctimas estuvieron encerradas en el contenedor “durante al menos diez horas”, según expertos, y ya se encontraban atrapadas cuando el camión llegó a la costa belga, camino de Inglaterra, el pasado miércoles.

Por su parte, la compañía irlandesa propietaria del tráiler, Global Trailer Rentals (GTR), insistió en que no tiene ninguna relación con el conductor del camión y corroboró que el vehículo con la cámara frigorífica fue alquilado el pasado día 15 de octubre en el condado de Monaghan (República de Irlanda), por un coste semanal de 275 euros. Se sabe que este llegó al puerto de la localidad inglesa de Purfleet, a orillas del Támesis, en barco, procedente de Zeebrugge (Bélgica) en la madrugada del miércoles.

Carga recogida por Robinson Una vez en Purfleet, descrito por algunos lugareños como “un imán para inmigrantes ilegales” por las laxas medidas de seguridad y poca vigilancia, fue recogido a las 00.05 GMT por la cabina de Robinson, un conductor autónomo. La Policía reveló que esa cabina llegó al puerto de Holyhead (norte de Gales) en ferry, procedente de Irlanda del Norte, el pasado domingo.

Como parte de la pesquisa, en la que participan también autoridades irlandesas, belgas y chinas, los agentes registraron tres direcciones en Irlanda del Norte, entre ellas la vivienda de Robinson en Markethill y la casa de sus padres en la vecina localidad de Laurelvale. Fuentes de los servicios de seguridad citadas por The Daily Telegraph aseguran que una línea de investigación indaga sobre la posible conexión entre el suceso de Grays y una mafia cuyo centro de operaciones se encontraría en el sur de Armagh (Irlanda del Norte), con vínculos con disidentes paramilitares. Las hipótesis contemplan además a bandas delictivas de China. El ex detective del cuerpo policial de Lancashire Mike Gradwell barajó ayer, en declaraciones al canal BBC, que los ciudadanos fallecidos podrían haber sido objeto de tráfico por una organización ilegal de ese país.

Las sospechas se centran cada vez más en que se trate de un caso de trata de personas en lugar de una entrada irregular de refugiados o de emigrantes. Las autoridades británicas han alertado sobre la cada vez más intensa amenaza que plantean las mafias que trafican con personas y que operan vía Bélgica en los últimos tres años.

La Agencia Nacional del Crimen británica (NCA) también colabora con la Policía a fin de identificar a “grupos criminales organizados que pudieron haber participado” en lo ocurrido.