Bruselas - Los líderes de la Unión Europea se reúnen hoy y mañana en Bruselas con el objetivo de nominar a los presidentes de las instituciones comunitarias del nuevo ciclo europeo, un enmarañado sudoku que quieren resolver a toda costa antes de la primera sesión de la Eurocámara el próximo 2 de julio.
“Hay diferentes puntos de vista, diferentes intereses, pero también una voluntad común de finalizar este proceso antes de la primera sesión del Parlamento Europeo”, señaló el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, en la carta de invitación que envió a los presidentes y primeros ministros de los países de la UE.
En la mesa de negociación están la presidencia de la Comisión, del Consejo y del Parlamento Europeo, así como el cargo de responsable de la política exterior comunitaria y el del jefe del Banco Central Europeo.
El reparto institucional deberá ser validado por mayoría cualificada reforzada en el Consejo, es decir, con el respaldo del 72% de sus miembros (21 países) que representen al 65% de la población de la UE, aunque la intención es lograr un consenso y resulta difícil pensar que se pueda alcanzar un acuerdo que no cuente con el apoyo de París y Berlín, señalan fuentes diplomáticas. El exministro polaco, que ejerce de mediador de los Veintiocho, seguirá hablando hasta el inicio de la cumbre a las 15.00 horas de hoy con capitales y partidos para intentar avanzar en las negociaciones y se dice “cautelosamente optimista” ante la perspectiva de alcanzar un acuerdo durante la cumbre europea, aderezada con muchas reuniones bilaterales entre países para intentar acercar posturas.
con cara de póker Las legaciones diplomáticas, y los presidentes y primeros ministros que últimamente multiplican sus reuniones con homólogos europeos, evitan enseñar sus cartas en público y se limitan a mencionar los criterios que pesarán en la decisión, como la procedencia, el género o la familia política de los nominados.
Se trata, en definitiva, de buscar un “equilibrio” que contente al menos a populares, socialistas, liberales y verdes, pues quien ejerza la presidencia de la Comisión Europea tendrá que ser respaldado por la mayoría del Parlamento Europeo, en un “paquete” de nombramientos que satisfaga también a los países del este, del sur y del centro-norte, y que apunte hacia un reparto equitativo en términos de género. El mejor situado, en teoría, debería de ser el alemán Manfred Weber, cabeza de lista de los populares en las elecciones europeas que ganaron los conservadores y candidato al que refrenda la canciller germana, Angela Merkel, aunque se le critica su falta de experiencia de Gobierno, un requisito que muchos ven fundamental para dirigir el Ejecutivo comunitario.
En la mesa también están los nombres del candidato socialista y vicepresidente primero de la CE, el holandés Frans Timmermans, o del negociador europeo del Brexit, el conservador francés Michel Barnier.
Y en clave femenina suenan la eurocomisaria de Competencia y candidata liberal, la danesa Margrethe Vestager, la máxima responsable del Fondo Monetario Internacional (FMI), la francesa Christine Lagarde, la excomisaria europea y actual directora general del Banco Mundial, la búlgara Kristalina Georgieva, la presidenta de Lituania, Dalia Grybauskaite, o incluso Angela Merkel. “Todo está abierto (...). La aspiración de todos es llegar a un acuerdo cuanto antes”, dice una fuente diplomática que, al igual que en otras legaciones nacionales, cuentan con que se pueda alcanzar un acuerdo antes del 2 de julio y no descartan que, para ello, sea necesario convocar una cumbre extraordinaria en las próximas fechas.
Más allá del reparto de cargos, los líderes debatirán sobre las relaciones Exteriores y se subrayará el “ímpetu” de las relaciones entre la Unión y Marruecos y se debatirá la extensión de seis meses las sanciones a Rusia por su implicación en el conflicto de Ucrania, entre otros puntos. - Efe