madrid - Pedro Sánchez puede encontrar un aliado para su investidura donde menos lo esperaba. El presidente de Unión del Pueblo Navarro (UPN), Javier Esparza, dejó ayer la puerta abierta a abstenerse en la votación para elegir en el Congreso de los Diputados al próximo presidente del Gobierno español si el PSOE abandona la idea de hacerse con el Gobierno navarro y apoya a Navarra Suma (coalición que integra su partido junto con el PP y Ciudadanos). Sus dos diputados en el Parlamento español podrían ser decisivos para la investidura debido a la igualdad numérica entre el bloque que apoya a Sánchez y los partidos de la derecha.

En su visita a La Zarzuela dentro de la ronda de consultas que inició ayer con todos los partidos, Esparza le explicó al rey Felipe VI que está dispuesto a “explorar” acuerdos con el PSOE a la hora de abordar la negociación para la investidura de Sánchez, pero vinculó su apoyo al futuro de Navarra. El dirigente regionalista navarro pretende abortar el intento del Partido Socialista Navarro (PSN) de presidir el Gobierno foral con el apoyo de Geroa Bai (coalición en la que se integra el PNV), Podemos e Izquierda-Ezkerra. María Chivite, secretaria general del socialismo navarro, necesitaría además la abstención de los parlamentarios de EH Bildu.

Esparza ha puesto a funcionar la calculadora y ha visto que sus dos diputados en el Congreso valen su peso en oro de cara a la investidura. A la espera de cómo quede configurado el próximo 15 de junio el mapa municipal y autonómico tras los actos de constitución de los ayuntamientos y los gobiernos regionales, Sánchez negocia a varias bandas en los diferentes niveles institucionales. En La Moncloa se sujetará, previsiblemente, con el apoyo externo de Unidas Podemos, pero en otros ayuntamientos y comunidades mira también a Ciudadanos y a otros partidos regionales, que como en el caso de UPN pretenden vincular la investidura al futuro de su comunidad.

“Estamos abiertos a analizar posibles acuerdos que consigan que los independentistas no tengan la llave y no decidan la política de España ni el futuro de los españoles”, señaló el regionalista navarro. A su juicio, en Navarra hay “una opción de gobierno constitucionalista”, si el PSN renuncia y apoya a Navarra Suma. “Podemos conformar una mayoría amplia. Nos estamos jugando la esencia, el ser como país y el ser como comunidad”, advirtió Esparza. Preguntado sobre si UPN está dispuesta a sentarse con el PSOE para apoyar la investidura de Sánchez, Esparza respondió que con los constitucionalistas “nunca tiene ningún inconveniente en hablar”.

Tras recordar que EH Bildu “tiene la llave” para que Chivite sea la próxima presidenta en Navarra, Esparza añadió que la coalición abertzale también será decisiva “a lo largo de toda la legislatura”. Este es precisamente el flanco más débil del PSOE. La derecha política y mediática del Estado se ha lanzado en tromba para alertar de un Gobierno de Chivite que depende en cierta medida no del apoyo de Bildu pero sí de su abstención.

La reacción de Ferraz ha sido plegar velas y detener cualquier operación de sus sucursales regionales que ponga en riesgo las posibles alianzas en el Estado. Los pesos pesados de Sánchez han salido a la palestra para cortar en seco las intenciones de Chivite. Primero fue la vicepresidenta Carmen Calvo la que señaló el pasado lunes que “el PSOE no cuenta evidentemente con EH Bildu ni ahora ni en ninguna forma de concertación de gobierno” y dejó claro que “no es socio de gobierno en ninguna de sus formas” y, por lo tanto, no entrará en ningún tipo de negociación con esta formación para un acuerdo en Navarra. Al día siguiente fue el número tres del partido y ministro de Fomento en funciones, José Luis Ábalos, el que defendió que el socialismo navarro “no debería entrar en colaboración con Bildu” en las negociaciones. Lejos quedan los días en que los socialistas apoyaron en la Diputación de Gipuzkoa, entonces en manos de Bildu, los Presupuestos forales, o el día de la moción de censura que desalojó de la Moncloa a Mariano Rajoy y encumbró a Sánchez como presidente en una votación en la que contó con el apoyo de la coalición abertzale.

Los dos votos de UPN en el Congreso han subido ahora mucho su cotización después de que la Mesa de la Cámara haya decidido no bajar el umbral de la mayoría absoluta de 176 a 174 por la situación de los cuatros diputados presos independentistas catalanes y tras conocerse la posición oficial de Coalición Canaria, que cuenta en el Congreso con dos diputados que también pueden ser clave. La diputada tinerfeña Ana Oramas ratificó al rey Felipe VI que su formación no piensa apoyar “en ningún caso” a Sánchez si cierra un gobierno de coalición o un acuerdo programático con Unidas Podemos y que tampoco va a facilitarlo con una abstención.

Mayoría absoluta. El apoyo de los dos diputados de UPN en el Congreso podría allanar la investidura de Sánchez si este suma a los votos socialistas (123), los de Unidas Podemos (42), PNV (6), Compromís (1), Coalición Canaria (2) y los regionalistas cántabros del PRC (1). Estos partidos suman 177 votos, uno más que la mayoría absoluta en la primera votación (la segunda es por mayoría simple).

CC se descuelga. Los canarios solo apoyarán a Sánchez si forma un gobierno en solitario, si lo hace en coalición con Unidas Podemos le retirará su apoyo y le dejará con 175 votos, dependiente de lo que haga ERC.

El factor UPN. Los regionalistas navarros han visto que sus números en el Congreso pueden servir para desactivar la operación de Chivite (PSN) de intentar gobernar en Navarra impidiéndoselo a la coalición Navarra Suma.