MADRID. La forense de Iruñea que exploró a los agentes un mes después de la agresión ha relatado en la sexta jornada del juicio contra ocho presuntos agresores cómo las heridas de los guardias civiles respondían a golpes que recibieron, y concretamente en el caso del teniente, que sufrió las más graves, no pudieron ser fruto de un tropiezo como afirmó algún testigo de la defensa.
Al teniente, ha explicado, se le rompió el tobillo por dos sitios, lo que es muy "poco probable" que responda a un tropiezo con un bordillo, que suele causar esguinces.
"Tiene que ser algo que haya impactado con ese tobillo directamente con alta energía", ha concretado sobre esta lesión.
También presentaba una herida en el labio que tampoco puede, a su juicio, responder a una caída. "Cuando te caes te das en las partes sobresalientes de la cara, pero el labio no es una parte saliente, es más compatible con un puñetazo", ha dicho.
Sobre el sargento agredido, ha explicado que sus contusiones eran también compatibles con patadas y puñetazos y ha destacado un hematoma "muy importante" en el muslo que, un mes después, seguía sin haber desaparecido, cuando normalmente se curan en una semana. "Cuando le vi al mes todavía continuaba con el hematoma en evolución, le recorría todo el muslo".
La novia del teniente, residente en Altsasu, también fue explorada por esta médico, que ha relatado que padeció tendinitis en el hombro, dolor dorsal y abdominal y hematomas en el glúteo.
Pero las secuelas más importantes eran psicológicas, ya que "comía mal, tenía pesadillas, no salía a la calle" y no podía dormir.
"Estaba llorando en mi consulta -ha dicho-, estaba llorando sobre todo porque era de allí, conocía a la gente, habían sido sus amigos, no entendía cómo la podían haber agredido, para ella resultó emocionalmente muy fuerte".
Las lesiones de la pareja del sargento, que tenía dolores en el muslo, contractura vertebral y tuvo que llevar un collarín cuatro días, también eran compatibles, según esta experta, con los golpes que ella dijo haber sufrido esa noche.
PERITO DE LA GUARDIA CIVIL Un perito de la Guardia Civil, miembro del Grupo de Información de este cuerpo en Navarra, ha asegurado hoy que la agresión fue planificada y no se trató de un "hecho casual".
Este agente ha declarado en su doble condición de testigo, al haber instruido la detención de los ocho acusados, y de perito al ser miembro del Grupo de Información.
Durante su relato, ha argumentado su afirmación en cuatro hechos anteriores a la agresión, en los que uno de los acusados, que está en prisión provisional, Jokin Unamuno, ya había tenido algún "contacto" con el teniente agredido por acciones vinculadas al movimiento radical Ospa Eguna y por otras del colectivo disidente de ETA.
Acciones algunas de ellas en las que también participó Adur Ramírez -en prisión provisional-, según el testigo y perito, quien ha aseverado: "Desde nuestro punto de vista, y viendo datos objetivos, no se trató de un hecho casual".
Las cuatro acciones que apuntalan su afirmación son, según ha relatado, las jornadas de puertas abiertas de la Guardia Civil en Altsasu el 15 de junio de 2016, cuando se produjo una concentración espontánea del movimiento Ospa Eguna (cuyo objetivo es expulsar a las fuerzas de seguridad del Estado de Navarra y País Vasco) y donde alguno de los acusados ya tuvieron "contacto" con el teniente.
Un segundo acto fue el Ospa Eguna de 2016, convocado por Jokin Unamuno y, aunque "no fue especialmente conflictivo" -solo hubo pintadas y lanzamiento de bengalas-, también se produjo un contacto con el teniente.
El tercer incidente que ha relatado el perito tuvo lugar en la misa celebrada en los Capuchinos de la localidad con motivo de la patrona de la Guardia Civil, el 12 de octubre. Alrededor de ocho personas, entre ellas Unamuno y Jokin, se pusieron en la puerta de la iglesia y se les pidió que se fueran. El teniente también estaba en esa ocasión.
Por último, el perito de la Guardia Civil ha mencionado un cuarto incidente, en esta ocasión ocurrido en la localidad de Echarri-Aranaz, muy próxima a Altsasu, que acogió a principios de septiembre de 2016 una manifestación "no comunicada" cuyo lema era "Por lo presos enfermos, amnistía total. Los presos en lucha, nosotros también".
Según este agente, se trata de una manifestación "atípica", que "no es la tradicional" en favor de los presos y que la Guardia Civil encuadra en la "disidencia de ETA", de un movimiento más radical que no acepta el fin de la violencia de la banda terrorista.
Unamuno y Ramírez participaron en esa manifestación, según el testigo, que ha precisado que el teniente agredido acudió en su labor de seguridad y control.
Solo ese día y otra protesta similar que tuvo lugar el 11 de marzo de 2017 en Iruñea, son las únicas protagonizadas por ese movimiento disidente y en ellas participaron las mismas personas.