Barcelona - “Viva la democracia y viva Catalunya”. Así cerró ayer Roger Torrent su primer discurso nada más ser elegido presidente del Parlament, en contraposición a la fórmula “viva la democracia, viva el pueblo soberano, viva la república catalana” que empleó su antecesora en el cargo, Carme Forcadell, hace algo más de dos años. La decisión de evitar referirse expresamente a la proclamación de la república catalana durante su presentación en sociedad marcó una intervención con un gran perfil institucional, en línea con la posición que ha asumido el partido de Torrent, ERC, de cara a la futura investidura del nuevo president de la Generalitat, para la que reclama realismo.

Ninguna mención, por tanto, a la declaración de independencia que el Parlament aprobó el 27 de octubre, en su última sesión plenaria antes de la aplicación del artículo 155 de la Constitución. El presidente más joven en la historia de la Cámara tampoco utilizó términos comunes entre los soberanistas como “presos políticos” para referirse a los dirigentes encarcelados y “exilio” para los que se encuentran en Bélgica, incluido el president cesado Carles Puigdemont. Sí se comprometió a defender “la esencia del republicanismo” y lamentó la ausencia de los ocho diputados electos, cuyas causas penales son a su juicio “totalmente injustificadas”. Como dato anecdótico, Torrent borró de su perfil de Twitter la referencia a la república catalana y dejó tan solo su actual cargo.

Un tono y un contenido muy distintos a los que empleó el también diputado de ERC Ernest Maragall, que como presidente de la Mesa de Edad antes de la constitución del Parlament quiso tomar la palabra. Su discurso tuvo una gran carga política, y así arremetió contra el Gobierno español, al que acusó de “humillar y castigar” a Catalunya. Maragall, de 75 años, reivindicó además el referéndum del 1 de octubre y proclamó que “Catalunya no se rinde ni se resigna” y quiere seguir trabajando para “construir el país nuevo, libre y digno que queremos ser”. Todo ello provocó las airadas críticas de la líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, que denunció que “la nueva legislatura comienza de la misma manera que terminó la anterior: con un mitin de ERC y un presidente independentista”.

Además de los previsibles reproches de la formación naranja, Roger Torrent también fue ayer blanco de las críticas de la CUP, que denunció que, con su primer discurso, “recula y traiciona el espíritu del 1 de octubre”, lo que pone incluso en riesgo el apoyo de la formación antisistema a una eventual investidura de Puigdemont. “Por encima de las convicciones están los principios, y yo quiero hacer de la democracia y la convivencia los pilares principales de mi mandato, quiero contribuir a coser a la sociedad catalana”, aseguró el nuevo presidente del Parlament. Se comprometió además a “trabajar incansablemente” para que en la nueva legislatura “la política vuelta a situarse en el centro de todo”. Así, el dirigente republicano reclamó que se ponga fin “inmediatamente a la intervención de las instituciones” catalanas, en referencia al artículo 155. “Conjurémonos todos para recuperar las instituciones del país y volverlas a poner al servicio de los ciudadanos lo más pronto posible”, emplazó al conjunto de grupos parlamentarios.

Expresó además su agradecimiento a los diputados que votaron a favor de su investidura y tendió la mano al resto para lograr acuerdos. Tras afirmar en las pasadas fechas que atenderá a lo que dictaminen los letrados del Parlament, el presidente de esta institución no dio pistas sobre su posición respecto a la posible investidura de Puigdemont, pero avanzó: “En el Parlament hay 135 voces y yo tengo que defender la expresión de todos; de los que están aquí y de los que no pueden estar”, aseveró Torrent.

Escenario complejo Admitió que el contexto político que vive Catalunya es “complejo y anómalo” y defendió que esta sociedad tiene múltiples identidades, lo que la convierten en plural. Citando al escritor Stefan Zweig, del que se declara seguidor, dijo: “Nuestro mundo tiene espacio para muchas verdades y no solo para una”. El pleno finalizó con los sones del himno nacional de Catalunya y los diputados soberanistas gritando “libertad, libertad”, aunque Torrent no se unió a ellos.