Londres - Theresa May trabaja contrarreloj para salvar el acuerdo del Brexit tras fracasar el pacto con Bruselas por el veto de sus aliados norirlandeses del DUP, que ha puesto de manifiesto el alcance de la debilidad política de la primera ministra británica. Según fuentes oficiales, la “premier” habló ayer por teléfono con las líderes del probritánico Partido Democrático Unionista (DUP), Arlene Foster, y del republicano Sinn Fein, Michelle O’Neill, en un intento de encontrar una fórmula que satisfaga a todas las partes en relación con la frontera irlandesa, el actual escollo de las negociaciones, pero sin perjudicar la integridad del país. May se vio forzada el lunes, mientras estaba reunida con el presidente de la Comisión Europea (CE), Jean Claude Juncker, a dejar sin firmar el acuerdo con Bruselas tras recibir una llamada de Foster para manifestarle que consideraba inaceptable el concepto “alineamiento regulatorio” contenido en el texto, según señalaban ayer medios locales. Esas palabras permitirían dejar sin frontera física al norte, bajo soberanía de Londres, con la República de Irlanda, a fin de no perjudicar el proceso de paz, e implicar que el territorio del Reino Unido quedaría en la unión aduanera y el mercado común, más cerca de la república en materia de regulación, algo que resulta inaceptable para el DUP.
May no tuvo más remedio que claudicar ante el veto del partido unionista DUP porque depende de ellos para gobernar, después de perder la mayoría absoluta en las elecciones generales británicas del pasado junio. En este contexto, la primera ministra, que está ansiosa por pasar a la segunda fase de las negociaciones del Brexit, trató ayer de ser optimista al insistir en que las conversaciones con la UE “han conseguido progresos” a pesar de que hay que trabajar en “algunos asuntos”.
volver a intentarlo “Pero nos vamos a volver a convocar en Bruselas a finales de semana mientras tenemos puesta la mirada en el Consejo Europeo de diciembre (14-15)”, declaró May a los medios.
La política tory busca sellar un acuerdo sobre la primera fase antes de la cumbre europea, ya que los líderes de los otros 27 deben decidir si hay progresos para pasar a la segunda etapa, centrada en la relación comercial entre el Reino Unido y el bloque europeo.
Las dificultades que presenta la frontera norirlandesa han provocado, al mismo tiempo, el malestar entre políticos de otras naciones británicas, que han alertado de que no puede haber acuerdos diferentes sobre el Brexit para las distintas regiones del país. “La pregunta que se hizo a los votantes en la papeleta (del referéndum europeo de 2016) era si el Reino Unido debía permanecer o marcharse de la Unión Europa. No se preguntó si el país debía ser dividido por distintos acuerdos para las distintas regiones”, declaró la líder de los conservadores escoceses, Ruth Davis. “Si bien reconozco la complejidad de las actuales negociaciones, ningún Gobierno del Partido Conservador debería tolerar ningún acuerdo que comprometa la integridad política, económica o constitucional del Reino Unido”, añadió. La líder tory en Escocia subrayó, no obstante, que todas las partes están de acuerdo “en que no debería haber un retorno a las fronteras del pasado” entre Irlanda del Norte y la República de Irlanda.
Ante la complejidad de estas negociaciones, el ministro para la salida del Reino Unido de la UE, David Davis, insistió ayer en el Parlamento en que no se dejaría a Irlanda del Norte en la UE una vez materializada la retirada en marzo de 2019.
“La sugerencia de que podemos marcharnos de la Unión Europea pero dejar atrás a una parte del Reino Unido, dentro del mercado único y la unión aduanera, es algo que enfáticamente el Gobierno del Reino Unido no está considerando”, dijo Davis en la Cámara de los Comunes.
El líder del grupo parlamentario del unionista DUP en los Comunes, Nigel Dodds, señaló ayer que nadie debería “sorprenderse” de la fuerte defensa que hace su partido a la “unión” con el Reino Unido. “No permitiríamos que se llegue a un acuerdo que cause una división política o económica de Irlanda del Norte” del resto del país, concluyó.
Dublín: “Londres es responsable” Por su parte, el primer ministro de la República de Irlanda, el democristiano Leo Varadkar, aseguró ayer que la responsabilidad de llegar a un acuerdo sobre la frontera norirlandesa la tiene ahora el Gobierno británico, tras el fracaso de la conversaciones de este lunes en Bruselas.
El jefe del Ejecutivo de Dublín también advirtió al Partido Democrático Unionista (DUP) de que el Reino Unido no firmará este acuerdo con una formación política, sino con la Unión Europea (UE), dentro del marco de las negociaciones que mantiene sobre su salida del bloque comunitario. En una intervención ante el Parlamento nacional, Varadkar volvió a declararse “decepcionado” por la falta de avances sobre la cuestión de la frontera, después de que Londres, recordó, diera este lunes marcha atrás en el último momento para aceptar una propuesta del gusto de Dublín y Bruselas, ante la presión del DUP, socio de la primera ministra británica, la conservadora Theresa May.
Los unionistas rechazaron un texto que propone que Irlanda del Norte no tenga “divergencias reguladoras” respecto a la República de Irlanda. De esa manera, como desean todas las partes, la frontera seguiría siendo invisible, clave para las dos economías de las isla y para su proceso de paz, protegido por el acuerdo del Viernes Santo (1998). “Hay muchos partidos políticos en Irlanda del Norte y escucharemos y respetaremos a todos y también hay que tener en cuenta que la mayoría votó en contra de salir de la Unión Europea”, dijo Varadkar, en referencia al referéndum de mayo de 2016.