Dublín - Las conversaciones sobre la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) serán “difíciles y complejas”, pero ambas partes deben tener “voluntad” para solucionar asuntos como el de la frontera irlandesa, aseguró ayer el negociador comunitario para el Brexit, Michel Barnier. Ese es el mensaje que han querido enviar Bruselas y Dublín al Gobierno de la primera ministra británica, la conservadora Theresa May, a pocas semanas del comienzo de la negociación sobre los términos de este divorcio.

Aunque este proceso plantea numerosos interrogantes, entre las certezas destaca el hecho de que la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte se convertirá en la única barrera terrestre entre Reino Unido y la UE tras el Brexit.

Por ese motivo, Barnier ha querido analizar sobre el terreno esta cuestión con una visita de dos días a Irlanda, coincidiendo también con un encuentro organizado a las afueras de Dublín por el Grupo del Partido Popular Europeo (PPE) para analizar su postura ante las citadas conversaciones. “Siempre hay una respuesta, siempre hay un camino cuando existe voluntad”, dijo el dirigente comunitario en el condado fronterizo irlandés de Monaghan.

Políticos y empresarios Barnier se reunió ayer en esta zona con políticos, empresarios y activistas locales, quienes le trasladaron la importancia que tiene el mantenimiento de una frontera abierta para las relaciones económicas entre las dos jurisdicciones de la isla, así como para el proceso de paz. También Londres ha indicado que no desea la vuelta de las restricciones del pasado, cuando el conflicto norirlandés obligó a imponer controles de seguridad, si bien ha reiterado su intención de abandonar el mercado único para tomar las riendas de la política de inmigración.

A este respecto, Barnier recordó el jueves en Dublín que la salida del mercado único y de la unión aduanera tendrá consecuencias para la libre circulación de bienes, servicios y personas en la isla de Irlanda. El negociador de la UE para el Brexit se mostró ayer más optimista al respecto y apeló a la “voluntad” de las partes para lograr un acuerdo satisfactorio, aunque advirtió de que las conversaciones serán “extraordinariamente complejas y difíciles”. “Quería escuchar a la gente sobre el terreno para llegar a las negociaciones tras conocer la realidad. He venido aquí a escuchar, no a dar soluciones”, dijo Barnier.