bilbao - El Gobierno español no va poner obstáculos en el proceso de entrega de armas de ETA, pero está tomando distancias con respecto a todos los movimientos que rodean al acto de desarme del 8 de abril. Sobre todo, recela del acto multitudinario que van a organizar cientos de representantes sociales de Iparralde encabezados por Txetx Etcheverry y los llamados artesanos de la paz, una denominación que levanta ampollas en Madrid. A Rajoy le parece bien que se entreguen las armas a Francia, pero cree que todo lo demás es propaganda de la izquierda abertzale. No ha dicho más. Pero el PP de la comunidad autónoma fue ayer más allá contraprogramando el desarme e impulsando un acto sobre el “relato veraz” del fin de la violencia. Cree que el día del desarme será una ceremonia de exaltación de la izquierda abertzale en la que se va a tratar de presentar la entrega de armas como algo voluntario, cuando ha sido “fruto del trabajo de las fuerzas de seguridad”. Va a convocar a víctimas y agentes sociales para contrarrestar esa imagen y poner en valor a quienes estuvieron en primera fila contra la violencia.
Con este acto, para el que aún no se ha escogido fecha ni lugar, se perfila ya una nueva batalla por el relato del fin de la violencia. Este movimiento intenta contrarrestar los pasos de la izquierda abertzale y se produce después de que Arnaldo Otegi haya llamado a los vascos a acudir a Baiona para no perderse un acontecimiento histórico y para “saborear el desarme”. Tampoco a los socialistas vascos les agrada el cariz que están tomando los acontecimientos y han tildado de “romería” el evento del día 8. El Gobierno Vasco se sumó ayer a las críticas lamentando que la izquierda intente pintar este desenlace como un triunfo cuando es una expresión del fracaso de la violencia.
Todo apunta a que el desarme se celebrará en dos partes: por un lado, el acto que tendría lugar ese día por la tarde con cientos de representantes de la sociedad de Iparralde y que está despertando tantos recelos y, por otro, el desarme en sentido estricto, que se haría oficial antes y en un ámbito más alejado de los focos. El anuncio de los populares vuelve a poner el desarme en el ojo del huracán, después de que el Gobierno Vasco pidiera discreción. El partido protagonizó otro episodio de tensión cuando acusó al lehendakari de proponer el acercamiento de los presos como precio político, aunque ese desencuentro ha quedado zanjado.
El comité de dirección del PP de la CAV acordó ayer en Bilbao organizar este acto, aunque de momento solo ha concebido la idea general y debe perfilar los detalles. Lo anunció la secretaria general del partido, Amaya Fernández, quien no concretó si tendrá lugar el mismo día del desarme, un poco antes, o el día 9. No descartó que acudan miembros del Gobierno español. La idea consiste en dar el protagonismo a la sociedad civil y las víctimas del terrorismo, “a los que portaron el lazo azul, a los que fueron a las concentraciones de Gesto por la Paz, a los que son un ejemplo de compromiso”.
Fernández auguró que en los próximos días se incrementará la “propaganda” sobre el “pretendido desarme”, cuando en realidad lo que se va a ver es “una rendición, no un acto de propia voluntad de la banda terrorista”. Por ello, apostó por construir un relato veraz. “Todos los intentos de pervertir el relato son inútiles con nosotros porque lo hemos vivido y padecido, pero la generación de los jóvenes menores de 25 años sabrá lo que nosotros les contemos y, por eso, un relato veraz es un ejercicio de responsabilidad en el final del terrorismo para construir una sociedad con valores en la que ninguna otra generación sufra”, explicó. También criticó al Gobierno Vasco por contribuir a la “parafernalia” y por reforzar “el protagonismo de la banda terrorista”, aunque aún no ha dicho que vaya a asistir al desarme.
lakua también recela El portavoz del Gobierno Vasco, Josu Erkoreka, por su parte, aseguró en Radio Euskadi que el planteamiento de Otegi “es un desacierto”, aunque entiende que la izquierda abertzale quiera “convertir en un logro algo que es una expresión profunda del fracaso de una estrategia”. Por otro lado, opinó que ETA “sabe” que su disolución “está cantada” porque el desarme va a traer consigo ese desenlace “antes o después, en unos términos u otros”.
Los socios del PNV en el ejecutivo, los socialistas vascos, aseguraron ayer por boca de Idoia Mendia que el Gobierno Vasco debe ejercer como “ayudante y garante” para que el desarme se haga de “manera legal y total”. En una entrevista en ETB-1, añadió que el Gobierno “estará o no” en ese acto “según cómo se plantee”. “Lo que no veo de ninguna manera es que el 8 de abril se utilice para contar la historia de ETA o no sé qué”, concretó, para añadir después que “lo que debe hacer ETA es, tal y como le pide la sociedad, admitir el daño que ha hecho a este país. “Eso es lo que debemos lograr, y no hacer una fiesta y que miles de personas se reúnan en torno a un desarme”, insistió.