DONOSTIA. Urkullu ha presidido hoy en la plaza Zuloaga de Donostia un acto institucional en el que han participado asociaciones de Memoria Histórica y familiares de 18 víctimas del franquismo, entre ellas "niños de la guerra", exiliados y dos hombres de 96 y 99 años que lucharon en la Guerra Civil.

El lehendakari ha remarcado "la injusticia" que padecieron y ha hecho "autocrítica" al reconocer que la respuesta de las instituciones democráticas "fue insuficiente para responder a los derechos de verdad, justicia y reparación" que les corresponde.

Tras remarcar el compromiso del Gobierno Vasco para "compensar esta deuda", Urkullu ha puesto en valor el "comportamiento ejemplar" y la "lección histórica" que demostraron "para ponerse en pie y mirar hacia adelante".

Ha recordado el "sacrificio" que los "luchadores antifranquistas" llevaron a cabo para "mantener los principios de la democracia" así como su "legado" hacia la cultura vasca y al euskera, "más allá de cualquier prohibición".

Su "entrega" cimentó también las bases de la "justicia social", ha afirmado el lehendakari, quien ha incidido en el reconocimiento a las mujeres que "lucharon por sacar a cada familia adelante" en un sistema "opresivo" y en un contexto de desigualdad y discriminación.

Uno de los protagonistas de la jornada, Luis Ortiz, que luchó como miliciano desde agosto de 1936 en diferentes frentes desde Otxandio a Cataluña y que estuvo en el campo de concentración de Gurs (Francia) y posteriormente en Miranda de Ebro, ha afirmado a los medios de comunicación que el Gobierno "ha sido demócrata, pero la memoria histórica la tiene guardada en un cajón".

A falta de un año para convertirse en centenario, Ortiz participa en la querella sobre los crímenes del franquismo que lleva a cabo la jueza argentina María Servini, a la que ha asegurado que envió el año pasado documentación sobre su experiencia.

"Pero las autoridades españolas creen que no es el momento de sacar a relucir esto", según ha relatado.

Ortiz ha asegurado que "durante muchos años" los "perdedores de la guerra" no han podido hablar, pero ahora está dispuesto a que la "verdad se sepa" porque la juventud "no tiene ni idea de lo que fue la Guerra Civil".

Gerardo Bujanda, de 96 años, ha reconocido que le "extraña" que al cabo de tanto tiempo la gente "se acuerde" de ellos y ha señalado que le "parece un sueño la atención" con la que son tratados porque son "sólo unos viejos" que "hicieron en su tiempo lo que les correspondía hacer".