madrid -Se siente fuerte. “Porque si no, no habría dado este paso”, verbalizó Pedro Sánchez antes y después de conocerse que el rey Felipe VI le ha encomendado la tarea de formar un gobierno como candidato a la primera investidura -decisión que el presidente del Congreso, Patxi López, comunicó a las 20.10 horas de ayer-, algo que el monarca no hizo con Mariano Rajoy, sabedor de que no cuenta con apoyos suficientes, pero a lo que el líder del PP sigue sin renunciar en caso de que el socialista se vea incapaz de forjar una alternativa.
“No puedo garantizar la constitución de un gobierno estable porque el PSOE se niega al diálogo”, expresó el dirigente popular, actitud que Sánchez tildó de “escapismo político”. Con un mes aproximado de plazo, el líder socialista tratará ahora de “sacar de esta situación de bloqueo a la democracia española y a las instituciones”, anuncio con el que aprovechó para devolverle la pelota a Pablo Iglesias al conminarle, en tono grave, a que responda “si está dispuesto a apoyar el cambio político que humildemente quiere representar el PSOE”, y desmarcándose de la hipotética composición de Gabinete que estaría manejando Podemos. “No sé qué manual de negociaciones maneja Iglesias, pero parece que ha empezado por el final”, señaló Sánchez, que dijo estar dispuesto a abrir conversaciones desde ya con todas las formaciones, y en las que incluyó al PP formalmente, “porque representa a siete millones de votantes”, pese a que el presidente en funciones le haya acusado las últimas semanas y nuevamente en las últimas horas de no querer entablar conversaciones con él. El principal veto del socialista se dirigió a las fuerzas independentistas catalanas.
rajoy, laconismo Un lacónico Rajoy relató haber explicado al monarca “cuál es mi posición, y la de mi partido, que es que el resultado de las urnas manda un mensaje que dice que los españoles quieren que nos escuchemos, dialoguemos y que formemos un Gobierno con apoyos suficientes para encarar los grandes retos de este país”. Lo afirmó convencido de que él debería pilotar un Ejecutivo formado por PP, PSOE y Ciudadanos, que daría “estabilidad y certidumbre” y podría impulsar cambios con mucho consenso en cuestiones tan nucleares como la creación de empleo, la consolidación de los pilares del Estado del Bienestar, la unidad de España y la lucha contra el terrorismo.
Pero Rajoy no renuncia a tener en el futuro ese respaldo del que ahora mismo carece y, por ello, instó a esperar a ver cómo evolucionan los acontecimientos desde su convencimiento de que tiene posibilidades. “Yo creo que sí y por eso mantengo la candidatura de mi partido y la mía propia”, señaló ante la pregunta de si se ve aún con opciones de ser reelegido. Y por si quedaba alguna duda, sobre posibles operaciones para aupar al PP apartándole a él, Rajoy fue contundente: “En ningún caso”, dijo, se plantea la posibilidad de emular a Artur Mas en Catalunya ni apoyar un acuerdo PP-PSOE-Ciudadanos que no encabece él mismo. Una contundencia que contrastó con la puesta en escena: Rajoy compareció en La Moncloa -el resto de líderes políticos lo ha venido compareciendo ante la prensa en el Congreso tras reunirse con el rey- arropado por la vicepresidenta, Soraya Saénz de Santamaría, y la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal.
sánchez, diálogo con todos En la otra bancada, con un mayor empaque y contundencia que la exhibida la semana pasada, nada más recibir la oferta morada, el propósito de Sánchez fue colocar la pelota en el tejado de Podemos después de, a su entender, “haber sido objeto por parte de Iglesias de desplantes y arrogancia, mientras que yo he respondido con respeto, por respeto a los ciudadanos. Para poder hay que querer; y veremos si el señor Iglesias quiere”. Fue ahí donde volvió a incidir Sánchez que su diálogo será “con todos”, aunque está por perfilar a qué nivel y sobre qué hablará con los populares. “Espero del PP la misma oposición leal que ha hecho el PSOE. Los votantes del PP merecen mi respeto y tienen mi mano tendida para asuntos de Estado pero, para regenerar la vida política, el PP debe pasar a la oposición”, concretó.
Solo el rifirrafe interno en el PSOE torció su gesto ante las insistentes preguntas sobre lo acontecido en el Comité Federal y los límites que al parecer se le han impuesto para poder establecer pactos. “A mí el Comité Federal no me impide nada; me lo impiden mis convicciones. Y he sido claro: no voy a buscar el apoyo de los independentistas”, clarificó sobre el respaldo que pudiera lograr de las marcas soberanistas toda vez que el derecho a decidir está marcado como una línea roja.
Falta por ver hacia dónde se dirige el primer movimiento de Sánchez. Restada la posibilidad de tender la mano a Rajoy “ni por activa ni por pasiva”, y sabedor de que Iglesias no se subirá al carro de Albert Rivera si decide explorar esta vía, el enigma reside en cuál será el primer teléfono que se marque desde Ferraz. Y si habrá línea sin cortocircuito.
Sánchez desvelará hoy el equipo que se encargará de las negociaciones en los distintos grupos de trabajo, así como a qué partidos llamará en primer lugar. “Vamos paso a paso”, pidió Sánchez, quien estimó que necesitará “al menos un mes” para tratar de someterse a la investidura. En cualquier caso, el líder del PSOE garantizó que “se implicará desde el primer minuto” en las conversaciones que mantendrá “a izquierda y derecha”. “No soy Rajoy. Voy en serio y espero que el resto vayan en serio”, enfatizó el aspirante socialista, para insistir: “Tiendo la mano, abro la mano y espero que el resto de fuerzas hagan lo propio. No hablemos de vetos, sino de políticas”.
El guante lo cogía al vuelo el líder de IU, Alberto Garzón, asegurando que hará “todos los esfuerzos” para que en España no gobierne la derecha y ofreciendo su programa electoral para que ese cambio se lleve a cabo. - I.Santamaría/Efe