Bilbao - La división en el seno de los partidos políticos vascos volvió a caracterizar ayer el aniversario de la aprobación del Estatuto de Gernika el 25 de octubre de 1979. Una celebración, la de sus 35 años de vigencia, deslucida toda vez que solo el PP acudió a la Casa de Juntas de Gernika para conmemorar esta fecha. Junto al PSE, fueron las únicas formaciones que loaron la vigencia del Estatuto, mientras que el PNV y EH Bildu rechazaron, por razones diferentes, sumarse a estas alabanzas. “No tenemos nada que celebrar porque el Estatuto, pactado entre Euskadi y el Estado español y refrendado por la ciudadanía, acumula 35 años de incumplimientos por parte de gobiernos españoles insumisos”, afirmó el responsable institucional del PNV, Koldo Mediavilla.

En una declaración leída en Sabin Etxea, Mediavilla destacó la “quiebra de confianza” provocada por el hecho de que su “cumplimiento siempre está sujeto a la necesidad que tenga el gobierno español de turno para sustentar su mayoría en su parlamento”. El portavoz jeltzale certificó que “las condiciones a las que se ve sometido el Estatuto incapacitan la posibilidad de adaptarlo a las nuevas necesidades de gobierno de la sociedad vasca”, y advirtió de que “el autogobierno se conmemora día a día, ejerciéndolo y no limitándolo, actualizándolo y no incumpliéndolo”.

En este sentido, puso sobre la mesa que “hay más de una veintena de materias pendientes de traspaso. Pero lo peor es ese cepillado continuado que se produce todos los viernes cuando el Consejo de Ministros aprueba leyes y medidas que recortan o bloquean el margen de maniobra de la CAV y de sus instituciones para gestionar la capacidad jurídica que se creía propia por ley”. Como consecuencia, el Gobierno vasco lleva presentadas en esta legislatura 30 cuestiones de constitucionalidad por invasión de competencias.

Pese a esta coyuntura adversa, Mediavilla planteó una salida que pasa por un triple compromiso: “El reconocimiento del sujeto que desea dirigir su destino; la no intromisión en las decisiones que se aborden en las competencias propias; y la asunción de que la voluntad de la ciudadanía vasca sea el filtro democrático que valide cualquier cambio del marco jurídico-político”. Por parte de EH Bildu, su coordinadora en Bizkaia, Maribi Ugarteburu, valoró en una escueta declaración a Efe que el Estatuto es un instrumento “inválido y agotado para las aspiraciones políticas y sociales de Euskal Herria. Necesitamos soberanía”.

Consenso En el lado opuesto, la presidenta del PP de la CAV, Arantza Quiroga, defendió que “si hay algo que une a los vascos”, y si hoy se puede hablar de autogobierno, es “gracias al consenso entre diferentes, al pacto, a la lealtad no siempre mantenida” y al Estatuto. En un acto celebrado con cargos de su partido junto al Árbol de Gernika contrapuso dos modelos: el de “quienes quieren romper y el de quienes queremos caminar juntos”. Durante el Comité Nacional del PSE, la líder del partido, Idoia Mendia, defendió que el Estatuto “nos integra a todos los vascos. Es un día para homenajear lo que nos une, que no son patrias, ni banderas, sino un marco legal en el que convivir y desarrollarnos”.