Olarizu. El jardín botánico de este emblemático punto del anillo verde gasteiztarra es un lugar "emocionante" para la psiquiatra, "un sitio con muchísima vida y luz". De ahí que lo haya elegido para realizar la entrevista y sus fotografías. "He pasado unos años difíciles, con pérdidas de familiares, y este sitio te conecta un poco con la vida. Me gusta mucho, vengo en bici todos los fines de semana", justifica.
gasteiz - Nacida en Bilbao en 1960 aunque gasteiztarra de adopción, González-Pinto es la jefa del servicio de investigación en Psiquiatría y responsable clínico de la sede Santiago del Hospital Universitario de Álava (HUA). Tras licenciarse en Pamplona, doctorarse en Madrid y pasar por varias infraestructuras sanitarias, se asentó en el centro de la calle Olaguíbel hace 25 años. También es profesora titular de Psiquiatría y está acreditada como catedrática en la UPV.
¿La investigación sanitaria aún goza de buena salud, al menos en Álava?
-Sí, en Álava tiene buena salud, sobre todo para los medios con los que contamos. Sí que estamos a una distancia enorme de otros países en cuanto al apoyo económico, tanto en Álava como en toda España, pero hay un interés en seguir investigando. En psiquiatría seguimos haciéndolo, también a nivel internacional. Y en el propio hospital hay una unidad con un interés de que esto crezca, de seguir potenciando la investigación también como un motor de la economía.
Lo digo porque en este ámbito da la impresión de que estamos en una isla, más inmunes a la crisis.
-Cuando te comparas con otros lugares a nivel asistencial estamos mucho mejor, pero a nivel de investigación, en cuanto a fondos, no. Hay dos sitios fuertes que son Barcelona y Madrid. No estamos mal, pero no destacamos tanto como a nivel asistencial, donde sí tenemos muchísima suerte. Trabajamos en una institución que siempre defiendo, en la que da gusto trabajar y que está muy bien organizada, aunque la crisis se nota.
¿En qué categoría cree que juega el territorio actualmente?
-Yo diría que notable. No vamos a decir que excelente, porque seguro que hay sitios mejores, pero si me pongo enferma confío plenamente en el sistema sanitario público.
Hablaba de la investigación como motor económico, pero parece que en la clase política no acaba de calar este mensaje...
-Bueno, ahora hay un cambio. El otro día estuvimos en el Comité asesor vasco de Innovación y Ciencia, que está compuesto por empresarios y científicos, y sí que tienen planes en ese sentido.
Por suerte, el ladrillo como motor sí que lo hemos dejado atrás...
-Eso ha sido un caos, un desastre. No sé si se podría haber planificado todo de otra forma, pero creo que hemos actuado con una venda en los ojos, todos, diciendo ya se pasará.... A lo largo de mi vida he visto varias crisis económicas, pero ésta se está haciendo mucho más larga.
Ese 'boom' de la construcción también se ha visto en Vitoria, ¿cómo ha vivido el crecimiento tan espectacular que ha vivido la ciudad?
-Se ha edificado muchísimo y siempre me preguntaba si habría gente para llenar tantas casas... Los barrios están bonitos, pero hay mucha dispersión con los edificios y necesidades sin cubrir en todos los ámbitos.
Como profesora, ¿qué le dicen las tasas universitarias, esa educación para privilegiados que fomentan?
-Es absolutamente necesario fomentar las becas para quienes tienen capacidades para estudiar. Las tasas no me parecen nada bien, a nadie que conozca le parecen bien.
¿Qué futuro nos esperaría sin investigación ni educación?
-La educación es básica y la investigación es el motor de cualquier país desarrollado. Cualquiera que lo sea invierte en ella. Y para que las sociedades puedan convivir en paz, libertad y progresar, la educación tiene que llegar a todo el mundo.
¿Le gusta esta Vitoria del año 2014?
-A mí me parece una ciudad muy agradable para vivir y pasear, aunque esté ese tópico del clima o de la falta de luz. Lo que sí echo en falta a veces es más oferta cultural. Se hacen cosas, pero por el tamaño parece que duran muy poco tiempo. Me pasa incluso en el cine, que me encanta y voy mucho, pero a veces no me da ni tiempo a ver las películas.
¿En este sentido echa en falta a su Bilbao natal?
-Bilbao se está poniendo muy estupenda, porque cuando yo era pequeña e iba al colegio era una ciudad más bien gris y ahora es entre plateada y dorada. Ha crecido hacia la ría, la han limpiado y está muy bien. Pero creo que cada ciudad tiene su encanto. Sí que tiene más oferta cultural, pero también es más incómoda para vivir. No la envidio. Estoy muy contenta en Vitoria, porque no tienes tanto tráfico, puedes pasear con más tranquilidad, ir en bici a trabajar...
También ha venido en bici a esta entrevista, ¿es su medio de transporte habitual?
-Sí, yo sin la bici no sabría vivir en este momento.
¿Está Vitoria preparada para acoger a tantos ciclistas?
-Siempre se va un poco por detrás... Se ve hasta en los aparcabicis, que se llenan enseguida en cuanto ponen nuevos. Y luego está el tema de la nueva regulación. Es importante que haya unas normas de convivencia entre todos, porque a todos nos falta un poquito de educación.
A la vista de su gusto por los espacios verdes, ¿cree que se explotó lo suficiente la Capitalidad verde?
-Fue una pena porque el premio llegó en el peor momento... Se necesitaban ayudas y dinero de empresas, más del que se consiguió, y el galardón no se explotó lo suficiente. No me atrevo a decir que fue una mala gestión. Se cogió con muchísimo entusiasmo y ha habido zonas como ésta (Olarizu) que han mejorado mucho.
¿Qué piensa cuando escucha la palabra 'fracking'?
-Uff... (resopla). Se me pone un poco la carne de gallina. No entiendo mucho del tema, pero este tipo de cosas hay que estudiarlas muy minuciosamente, teniendo en cuenta que estamos en una ciudad que prima lo ambiental. No quiero opinar de cosas que no sé, pero me gustaría seguir con este verde que nos rodea.
La prolongación de la vida de Garoña habrá sido un varapalo...
-Sí. Todavía no he perdido la esperanza, pero al mismo tiempo están legislando para ampliar la vida de las centrales nucleares. A ver qué pasa, pero creo que en Álava no hay nadie que esté a favor de que abran Garoña. Ha estado ahí mucho tiempo y ya tocaba descansar.
¿Le ve salida al aeropuerto de Foronda?
-A mí me encantaría que hubiera una salida siendo un buen aeropuerto de carga como es... Con voluntad política podría haberse desarrollado más, seguir abierto las 24 horas y por lo menos con la oferta de antes, para poder ir a Madrid o Barcelona. Pero por lo menos la carga, que sería otro motor para la economía.