Barcelona. El conseller de Presidencia y portavoz del Ejecutivo catalán, Francesc Homs, afirmó ayer que el Govern "se tomará en serio" la propuesta de diálogo del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, pero recalcó que no serán "ingenuos" y que no aceptarán "dilaciones innecesarias" del proceso soberanista.
En una rueda de prensa en el Palau de la Generalitat, Homs opinó que la respuesta que Rajoy ha dado a Artur Mas a su petición de convocar una consulta "no es la que pretendía" el presidente catalán en la carta que le envió y en las conversaciones mantenidas en los últimos meses ni "está a la altura" de lo que el pueblo de Catalunya expresó en la Diada.
Sin embargo, precisó que el hecho de que Rajoy no explicite en su carta el rechazo a una consulta soberanista ha llevado al Govern a decidir "tomarse seriamente el compromiso de diálogo", por lo que explorará esas posibilidades pero sin aceptar dilaciones al calendario marcado, que prevé celebrar la consulta en 2014.
Homs recalcó que lo que Mas buscaba al enviar su carta al presidente era "una respuesta estilo (David) Cameron"; es decir, la aceptación de convocar una consulta soberanista, la negociación de la fecha y la pregunta y la asunción de las consecuencias, lo que en su opinión responde a un "clamor muy mayoritario" en la sociedad catalana.
Para el portavoz del Govern, la carta de Rajoy no ha respondido ni a las expectativas del Ejecutivo catalán ni "ha estado a la altura" de lo que los catalanes expresaron en la movilización de la pasada Diada y, "por aquello de las mayorías silenciosas", añadió, lo que reflejaron los resultados de las últimas elecciones autonómicas de noviembre pasado.
Palabras muy calculadas El portavoz del Gobierno catalán, que leyó ante la prensa la reacción del Govern a la carta de Mariano Rajoy que llevaba por escrito, insistió en que el texto contiene palabras "muy calculadas" que los miembros del Ejecutivo han "meditado mucho", por lo que no quiso extenderse en las distintas interpretaciones de la misiva, como la que ve en ella una puerta abierta a una consulta tolerada.
Para Homs, la carta de Rajoy "no entra en el fondo de la cuestión", pero la inexistencia de un no explícito a la consulta en la misiva y la predisposición al diálogo expresada por el presidente ha llevado al Govern a apostar por explorar esas posibles vías de entendimiento.
"Cuando uno está dispuesto al diálogo está dispuesto a hablar del fondo de las cosas", apuntó Francesc Homs, que seguidamente remachó: "A ver si por la vía del diálogo acabamos de aclarar la posición del Gobierno español al respecto".
El conseller insistió en que, independientemente de ese diálogo, el Ejecutivo catalán no aceptará "dilaciones innecesarias" en el calendario que se ha fijado, por lo que mantendrá contactos con los grupos parlamentarios para acordar las bases para celebrar una consulta en 2014.
El próximo debate de política general, como ya apuntó el sábado Artur Mas, es para Homs "un buen espacio" en el que "visibilizar" el apoyo de una mayoría parlamentaria a la consulta.
El conseller, que cree que el calendario fijado por el Govern da un margen de "meses" para profundizar en el diálogo con el Ejecutivo, rechazó además entrar en el debate sobre la legalidad de una eventual consulta porque, a su juicio, "la discusión no está ahí".
En ese sentido, argumentó que la Generalitat ya ha detallado al Gobierno "hasta cinco vías legales" para convocar la consulta y ha proclamado que el principio de legalidad "siempre ha sido el norte del Govern y del Parlament" en el proceso soberanista.
Reacciones Líderes de los distintos partidos catalanes también se pronunciaron ayer sobre la misiva de Rajoy. La secretaria general de ERC, Marta Rovira, aseguró que Catalunya celebrará una consulta por la independencia en 2014 "sí o sí", aunque para ello haya que convocar elecciones plebiscitarias. El secretario de Organización de CDC, Josep Rull, consideró que el problema para celebrar la consulta en 2014 no es de legalidad sino de voluntad política. El secretario general de Ciutadans (C's), Matías Alonso, acusó al Govern de seguir instalado en el populismo y de intentar "generar una imagen de legitimidad al proceso separatista con la referencia constante al pueblo de Catalunya".