RÍO DE JANEIRO. "Nos contagió a todos: obispos, padres, a todos. Es parte de este ambiente de la Jornada Mundial de la Juventud, que en cada edición se renueva e inspira nuevas cosas. Esperamos que en Polonia vengan más animados (aun)", dijo el religioso, en alusión al lugar donde se realizará la próxima edición del evento, en 2016, en la ciudad de Cracovia.

En conferencia de prensa ofrecida hoy después de que el papa celebrara la misa de clausura de la Jornada, en la playa de Copacabana, Queiroz hizo mención a las más de tres millones de personas que se dieron cita en la famosa playa de Copacabana, y que participaron animadamente en la gigantesca coreografía colectiva.

Grupos de religiosos de diversas órdenes, sotanas al viento, acompañaban el alegre ritmo de la música "Francisco", compuesta por artistas brasileños, junto a peregrinos de todas partes del mundo, que lucían camisetas alusivas al encuentro interplanetario, verdes, rojas, amarillas y azules.

La admirable sincronización, nada sencilla tomando en cuenta la cantidad de "bailarines", fue lograda gracias a que días antes de que comenzara la jornada, el martes pasado, fue distribuido un video entre los inscritos con el cual pudieron ensayar la coreografía.

El "ensayo general" tuvo lugar poco antes de que el pontífice celebrara la Misa del Envío, la "despedida oficial" de los fieles, a los que invitó para reencontrarse en Polonia. El acompasado grupo multicolor revistió las arenas de la playa más famosa de Brasil, así como a la calzada que la bordea, paralela al mar, dándole el toque más colorido a la intensa Jornada, cuya participación de fieles también constituyó un récord para la ciudad.