DONOSTIA. Los sabrosos laureles de la gloria reverdecen generación tras generación. El particular y estrellado universo de la generosa gastronomía vasca es un claro ejemplo de ello. Creado a partir de la tradición ha evolucionado hasta poder presumir de tener el diente bien hincado a la cocina de vanguardia. Euskadi es, de hecho, "el país del millón de cocineros" como lo describió ayer el lehendakari Iñigo Urkullu durante el acto de homenaje a Luis Irizar, el master chef que soñó el camino que siguieron otros, al que asistieron doscientos cocineros de la casa.
La cita tuvo como objetivo reconocer el trabajo realizado durante años por Irizar -que ayer fue nombrado patrono de Honor de Basque Culinary Center, la universidad vasca de la cocina- pero también de estos dos centenares de alquimistas de sabores y texturas. Además, sirvió como espacio de reflexión sobre los retos futuros de la gastronomía vasca. Allí estuvieron los cocineros que han mantenido restaurantes tradicionales y los creadores de vanguardia que iniciaron un movimiento de innovación con la Nueva Cocina Vasca "que ha generado una influencia en todo el mundo", indicaban desde el Basque Culinary Center.
El lehendakari afirmó durante su intervención que "nuestra gastronomía es el escaparate de nuestro País" y por eso no dudó en que Euskadi debe apostar por la inversión en la cocina. Urkullu destacó los valores que encarna la gastronomía que "son los que queremos para nuestro pueblo", presentó el líder jeltzale. "Valores -agregó- como el mimo en el trabajo en equipo, el cuidado de la materia prima o la atención y el servicio personal", sintetizó. Son valores que según el lehendakari "distinguen a este Pueblo" y que a su juicio "necesita la política".
El lehendakari aprovechó su discurso para resaltar la importancia del Basque Culinary Centre, una iniciativa cocinada a fuego lento y cuyos objetivos quedaron definidos en su carta de presentación hace ya más de tres años: garantizar la continuidad de la cocina y hacerlo, además, "como polo de innovación en el futuro, lo que supone además la generación de conocimientos de alto nivel y la formación de profesionales cualificados; promover la investigación y la transferencia de conocimiento entre los profesionales de la alta cocina y los sectores empresariales y del conocimiento relacionados con la gastronomía; y lograr la proyección internacional".
"Nadie puso en duda que este centro fuera necesario para Euskadi", zanjó Urkullu haciendo mención al arraigo que tiene la cocina en el país del millón de cocineros. Previamente, hablaron sobre el futuro de los fogones vascos reputados nombres y apellidos con label. Bajo el título de Retos de futuro de la cocina vasca compartieron experiencias y sueños Diego Guerrero, del Club Allard (2 estrellas Michelín); Eneko Atxa, del restaurante Azurmendi (3 estrellas Michelín); Aitor Arregi, del restaurante Elkano; Andoni Luis Aduriz, del restaurante Mugaritz (2 estrellas Michelín y número 4 de 50Best); Martín Berasategi (6 estrellas Michelín en tres restaurantes y número 64 de 50Best); y Bruno Oteiza, del restaurante Biko (número 31 de 50Best).