BILBAO.Cuestionados, inseguros en el ejercicio de su labor, desmoralizados eincluso con problemas para conciliar el sueño. Además de la evidentetragedia, la muerte de Iñigo Cabacas tras ser alcanzado por una pelotade goma ha desestabilizado a la Ertzaintza como nunca antes en sus tresdécadas de existencia. Una profunda depresión de la que, además, nadieparece capaz de asegurar que se vaya a poder salir a corto plazo.
Loque atenaza a los agentes de la Policía vasca no es solo el aluvión decríticas que están recibiendo. Lo acontecido en la aciaga noche deljueves 5 de abril, durante los incidentes ocurridos tras el partidoentre el Athletic y el Schalke 04, sigue repitiéndose una y otra vez enlas cabezas de los agentes que participaron en el operativo. Pese alconvencimiento de que se actuó correctamente, siguiendo el protocolomil veces llevado a la práctica y acorde a las circunstancias delmomento, "seguimos dándole vueltas sobre si se podía haber hecho deotra manera".
Quien así se expresa esun experimentado agente de la comisaría de Bilbao que en ese momentoestaba de servicio. Explica a DNA que "estamos hechos polvo, seguimossaliendo a la calle y haciendo nuestro trabajo, pero con la moral muybaja y muchas dudas". Como ejemplo, apunta que "a ver quién es el guapoque quiere coger ahora una escopeta". Un compañero, también deSeguridad Ciudadana, agrega que "se les están quitando las ganas detrabajar a profesionales veteranos". Pese a que resulte duro decirlo,añade que "se ha producido un muerto y es muy doloroso, pero ahora seestá matando a mucha gente en vida".
Seda además la circunstancia de que este trance se antoja largo en eltiempo. Un ertzaina se sincera y señala que "hemos ido todos adeclarar, pero ninguno ha pedido un abogado, pese a que sabemos elinfierno que nos espera cuando vayamos como imputados: dos años dejuicios, comparecencias, procesos disciplinarios y de todo". Hacía asíreferencia al atestado que se ha trasladado a los tribunales dejusticia, y para cuya elaboración se ha tomado declaración a todos loser-tzainas, entre mandos y agentes, que participaron en la actuacióndel jueves.
"Deseamos que se aclare" Pero,¿a qué se debe que no hayan solicitado esa asistencia letrada? "Porquequeremos dar la cara, no tenemos nada que esconder y deseamos que seaclare. Nosotros sabemos que fue un accidente y que nadie se loesperaba", explican. Ésta es precisamente una de sus reivindicaciones:"Tenemos derecho a que la gente piense que ha sido un accidente. Lapresunción de inocencia no ha existido en ningún momento, desde elprimer día nos han llamado asesinos". Y para la familia del fallecido,un mensaje: "queremos decirles que jamás hubiéramos pensado que iba apasar eso, porque entonces no hubiera sucedido así. Estamoshorrorizados, avergonzados, no sé cómo explicarlo". Como en muchos delos testimonios recabados, en este caso la veteranía no es un grado ylas lágrimas están a punto de aflorar en los ojos del agente.
Sinnecesidad de preguntarlo, la propia situación de la Ertzaintza sale acolación en varios momentos de las conversaciones. A a juicio de uno delos agentes consultados, "esto no ocurre porque sí, es unaconcatenación de cosas". Comienza reseñando que "el año pasado secompraron cientos de escopetas para sustituir las existentes, y elcursillo de adaptación duraba una mañana". Así, tras disparar "dieztiros" en Arkaute, han surgido problemas como que "a la gente se leatascaba el arma". Esta situación se extiende a los cursos deadaptación a las nuevas pistolas: "empezaron siendo de una semana yahora son de un día, se pegan diez tiros o veinte y ya está".
Losreproches continúan y sale a colación una circunstancia denunciada porlos sindicatos, que "con el nuevo sistema de bajas, el personal estáacudiendo enfermo a trabajar, con 40 de fiebre o esguinces". Ello sedebe a que "si coges tres días de baja, te pueden quitar 400 euros, yla gente tiene familia e hipotecas que pagar". Un ejemplo más serefiere a la centralización de las comunicaciones en la macrocomisaríade Erandio en detrimento de las distintas ertzain etxeas. Este hechopuede provocar que se pierdan "10 o 15 minutos" desde que se realizauna llamada al 112 hasta que sale la patrulla, "un tiempo crucialcuando hablamos de la vida de una persona". Circunstancias que notienen que ver todas ellas directamente con la muerte de Cabacas, peroque, según la opinión de muchos en el seno del Cuerpo, no se puedenpasar por alto.
Lentitud de reflejos Laactuación del Departamento de Interior tampoco ha ayudado a encauzaresta cadena de acontecimientos. En primer lugar, los agentes de lacomisaría de la capital vizcaina preguntados por este periódicolamentaban la lentitud de reflejos de la Consejería que dirige RodolfoAres. "Solo empezaron a moverse el lunes, después de que muriera elchaval. Todo dios estaba de vacaciones, posiblemente todo el Gobiernovasco", censuran. El resultado palpable de ello es que "nos han estadodemonizando durante cuatro o cinco días", una situación enquistada queprosigue a fecha de hoy.
Y cuando elconsejero socialista y sus colaboradores han salido a la palestra, lascosas no han mejorado, a tenor de parte de aquellos a quienesrepresentan. "Ares habla de negligencias, pero nosotros tambiénpodríamos hacerlo", apunta un agente. Medidas de urgencia como lalimitación del uso de las pelotas de goma también son recibidas conrechazo. Haciendo uso de la ironía, un ertzaina afirma que "si seatropella a alguien con el coche, ¿nos van a quitar los vehículos? Si aalguien se le dispara el arma, ¿se la retirarán?". Un compañero asientey dice que "llevamos 30 años utilizando las escopetas. ¿Cómo vamos a irahora a una manifestación de 15.000 personas? Sin escopetas, tendríanque salir 1.000 ertzainas".
En estepunto, un agente saca a colación al ex consejero de Interior Juan MariAtutxa, y asegura que "él se habría presentado en comisaría para hablarcon todos los agentes del operativo, eso lo primero". Añade que "habríasalido desde el primer día a defendernos y a explicar lo que pasó.Desde el viernes ya existía un informe con todo lo sucedido, lasagresiones en San Mamés, fuera, todo. Si eso se hubiera sacadosimplemente en prensa, habría ayudado". Sobre la actuación del actualDepartamento, un ertzaina resume: "lo único que han intentado essalvarse ellos".
No todo soncríticas, y también se apunta que "los únicos que se han portado ytienen dignidad son la familia y amigos del joven. Son de admirar yquerríamos que supieran cómo estamos, que ha sido una desgracia".Respecto al próximo partido del Athletic, la disposición es clara:"haremos nuestro trabajo y aguantaremos el chaparrón, como siemprehemos hecho". Pese a ello, hay quien tiene marcado en rojo el próximoencuentro europeo en San Mamés. Por lo que pueda suceder.
Amodo de conclusión, un agente marca el que podría ser el camino aseguir: "ahora lo fácil es acusar a seis tontos que llevaban escopeta,pero no se puede descargar la responsabilidad de todos los problemassolo en la policía. Tendríamos que sentarnos todos, Ertzaintza,ciudadanos y políticos, y discutir el modelo de país y de policía quequeremos. La sociedad debe pensar hacia dónde vamos, por qué una fiestacomo debería ser el fútbol debe desembocar en palizas, peleas,borracheras y cargas policiales".