Vitoria. Los dientes de sierra en la trayectoria del PNV alavés dibujan una progresiva pérdida de votos y de representación institucional que ha hecho saltar las alarmas en Sabin Etxea. Las elecciones generales celebradas el pasado domingo sitúan a la formación jeltzale en cuarto lugar de las preferencias alavesas, un paso atrás provocado por el regreso de la izquierda abertzale al albero político que preocupa no tanto por sus consecuencias directas -la obtención de cinco escaños y, por ende, grupo propio en el Congreso de los Diputados se considera un éxito en el EBB-, sino por lo que esta progresión podría suponer de cara al verdadero reto del PNV: las próximas elecciones autonómicas y la misión de recuperar Ajuria Enea.
En la cita electoral que, de no adelantarse, deberá celebrarse en marzo de 2013 el tablero de juego cambia notablemente. El reparto proporcional de los 75 escaños deja un tercio en manos del electorado alavés y el EBB no está dispuesto a nuevas fugas de apoyos. "Nos lo jugamos todo", trasladaron ayer desde Sabin Etxea a este periódico. Conscientes de la fidelidad vizcaína, Álava y Gipuzkoa, donde el PNV sólo venció el domingo en Hondarribia, son el campo donde sembrar para, dentro de poco más de un año, poder recoger.
Iñigo Urkullu lanzó este mensaje en la entrevista publicada por DIARIO NOTICIAS DE ÁLAVA tras la jornada electoral y sus posteriores intervenciones públicas han seguido esta dirección. El presidente del PNV estima que existe margen de mejora en ambos territorios y considera que en los mítines de su formación ha prevalecido "sólo lo épico y lo identitario", argumentos que han "desdibujado" el verdadero mensaje jeltzale.
Desde el EBB aseguran que este aviso a navegantes no debe molestar a las Ejecutivas territoriales porque nace desde la "autocrítica" del líder de la formación, aunque las reacciones recogidas por DNA entre la militancia alavesa apuntan en dirección opuesta. Para empezar, estas fuentes comparten la necesidad de la reflexión postelectoral "pero de todo el partido, no sólo aquí", señalan. En este sentido, aseguran que "llama la atención" el mensaje de Urkullu cuando la estrategia electoral para las generales "se gestionó de principio a fin en Sabin Etxea".
Además, estos mismos interlocutores recuerdan la implicación directa que ha tenido su jefe de filas en la campaña alavesa, con numerosas intervenciones que servían "de eje para trasladar el discurso político de nuestro partido". En este sentido, desgranan que el resto de mítines, con un acusado carácter local, se ceñían a temas de esta mismo índole. "Hemos hablado de la central de Garoña, del soterramiento del ferrocarril, de temas alejados totalmente del debate identitario", apuntan.
El clave interna, estos dirigentes alaveses que hoy en día suponen una mayoría en las voces con capacidad de control en el partido alavés, también destacan que el caladero de sufragios donde las siglas jeltzales puede recuperar el impulso perdido reside en el "bloque fluctuante que ahora ha votado Amaiur y que antes votó PSE". En este sentido, consideran que "si moderamos el discurso, dándole un giro más pragmático como el que puede existir en Bizkaia, no vamos a conseguir más votos".
Otras fuentes del mismo partido posicionadas lejos de los planteamientos del presidente territorial, Iñaki Gerenabarrena, sí comparten la "necesidad" de relegar el discurso soberanista a un segundo plano, sobre todo, después de que la izquierda abertzale haya regresado a la escena institucional y electoral. "La marca política debe ser nuestra capacidad para gestionar, porque sabemos hacerlo y lo hemos demostrado", manifiestan.
Así las cosas, el denominador común entre las diferentes voces jeltzales de Álava reside en la reflexión que propuso Iñigo Urkullu. En ese aspecto no existen fisuras. También parece ser éste el sentimiento generalizado que predomina entre la familia peneuvista guipuzcoana, aunque aquí también las palabras del presidente del partido nacionalista han sido respondidas por sus compañeros. El portavoz del PNV en Donostia y excandidato a la Alcaldía, Eneko Goia, fue el más directo y contundente al considerar que las declaraciones del presidente del EBB fueron "inoportunas y desafortunadas".