Vitoria. "Este viaje ha tocado a su fin". Javier Madrazo anunció ayer la despedida del que ha sido su partido durante los últimos 25 años, una etapa de altos y bajos que concluye en el peor momento de la historia de Ezker Batua. El controvertido líder político y exconsejero del Gabinete Ibarretxe abandona el barco dejando una formación fragmentada y presionado por la proliferación de voces críticas que ven en la figura del ex coordinador general al principal culpable de la abrupta negociación acaecida recientemente en Álava.

Las acusaciones vertidas por el exdiputado general, Xabier Agirre, en el Pleno de Investidura del pasado jueves -explicitando las exigencias dirigidas al PNV en nombre de EB para facilitar la concesión de un crédito de 600.000 euros y la colación de 39 militantes, entre otros asuntos- suman un nuevo cadáver político después de que este fin de semana el portavoz de la Presidencia, Serafín Llamas, y el coordinador territorial, David Lozano, pusieron su cargo a disposición del Consejo Político y la organización, respectivamente.

La presión alcanzó ayer al teórico líder del sector madrazista que desde hace dos años pugna por controlar los órganos internos del partido frente a los militantes alineados con el actual coordinador general, Mikel Arana.

La principal duda tras la marcha de Madrazo reside en saber si ésta es suficiente para taponar la dilatada brecha existente entre ambas partes. El dimisionario no lo cree así. A través de su blog, mostró su falta de optimismo ante el futuro reconciliador de EB, pero negó haber manejado "desde la sombra los hilos de una formación política" y calificó la "leyenda" la existencia de los madrazistas.

También se desmarcó de las "responsabilidades en lo ocurrido en Álava", con un Gobierno foral liderado por el Partido Popular gracias a la postura adoptada por las dos junteras de esta formación, y alegó que estas acusaciones pretenden "legitimar la ruptura de Ezker Batua-Berdeak". "Deberían ser más responsables y pensar que la división debilita a la izquierda en su conjunto y a las personas que todavía confían en ella", agregó desde su retiro estival en tierras onubenses.

Madrazo recordó que la debacle electoral que padeció Ezker Batua en las últimas elecciones autonómicas resultó determinante para que abandonara la coordinación de este partido en 2009. "Ahora, mirando hacia atrás, creo que hice lo correcto", matizó. Entonces aceptó el cargo de presidente con las condiciones de que fuera un puesto compatible con su trabajo de profesor de instituto, "que no conllevara remuneración alguna y no implicara presencia pública". Lejos de que se calmaran los ánimos internos, las divergencias subieron de grado entre los militantes de EB y un sector capitaneada por el exparlamentario Oskar Matute abandona la disciplina del partido para fundar Alternatiba, una de las tres partas que sustentan junto a la izquierda abertzale y Eusko Alkartasuna la coalición Bildu.

En mayo de 2010 Madrazo renunció a su nuevo cargo, pero las divergencias en el seno de EB seguían una progresión imparable hasta la fecha. Ahora anuncia que se va con "dolor" pero convencido de que durante estos años de militancia le han movido "en todo momento los valores y principios" de la formación progresista.

Madrazo se va y los que se quedan buscarán una fórmula de unificación que hoy en día está encallada en el equilibrio que ambos sectores presentan en el partido.