Luces, cámara, acción... ¡Se actúa! Se logró el clímax ideal en el Teatro Principal de la capital alavesa, lleno hasta la bandera por gentes de toda condición. En la platea se pudo ver a los máximos responsables forales -abanderados por el diputado general Xabier Agirre-, a políticos de todas las sensibilidades y representantes de la sociedad alavesa. Susana Soleto (Vitoria, 1975), actriz y pregonera de la presente edición de las fiestas de San Prudencio, se metió en el papel de su vida. Se subió a la tarima y mostró las maneras que la han procurado un hueco en el panorama de la interpretación. Fue todo un éxito y una demostración de originalidad en la llamada a la fiesta para todos los alaveses. Lo de ayer ya ha marcado un antes y un después en los festejos del territorio histórico.

La actriz hizo un hueco en sus quehaceres diarios -gira desde el año pasado con la obra de teatro El club de las mujeres invisibles, cuya interpretación le ha valido ser propuesta para el premio Max de Revelación de Teatro- para acercarse hasta su tierra, que la eligió con el mandato y la sugerencia de hacer que el santo esté satisfecho con los modos y maneras que tienen sus tutelados de iniciar las fiestas en su nombre. Lo demás, llegó por sí sólo. El ambiente era el propicio, una mezcla de emoción y solemnidad sólo visto en encuentros como el de ayer. Sólo los novatos en esas lides, como los representantes del Club Natación Judizmendi, Medalla de Álava por su trayectoria -75 años al pie de la piscina-, mostraban cierto nerviosismo por la ocasión. Eduardo Aristi recibió la insignia en nombre de los 10 presidentes que ha tenido la institución. Estuvo acompañado por otros responsables vivos y por las viudas de los rectores difuntos del club que ha enseñado a nadar y a vivir a miles de gasteiztarras.

Luego, cuando llegó el turno de las intervenciones, la agitación se acentuó ligeramente. Pero ello no empañó la cita. Más bien, todo lo contrario. Es más. Con el aurresku de honor y otras interpretaciones se logró exaltar el espíritu colectivo iniciado por la actriz gasteiztarra con su actuación, que abrió la celebración del pregón, que se prolongó a lo largo y ancho de una hora.

Todo empezó poco después de las 20.00 horas. El telón dejó paso al Iñaki Salvador y a su banda, que interpretaron Mi corazón -una versión de un tema del cantautor argentino Fito Páez-, una de las canciones de su último trabajo Te doy una canción. Una voz femenina y melodiosa se elevó por encima del silencio del teatro gasteiztarra entre compases clásicos y notas de jazz. Fue el preámbulo perfecto de una tarde-noche para recordar. Durante los compases del tema, ni un alma apartó sus ojos del escenario en espera del plato fuerte de la jornada. Cuando terminó la intervención, los aplausos prorrumpieron para dar paso a la actriz. Pero antes, la Banda de Trompeteros de la Diputación alavesa llamó a la fiesta con sus instrumentos, como acostumbra a hacerlo cada 27 de abril. Siguieron zortzikos y otras piezas eminentemente alavesas con txistu y tambor.

Ya avisaba Soleto en las páginas de este diario hace escasas semanas cuando se anunció su elección como pregonera, la segunda mujer en los últimos quince años. "Será algo diferente porque va a tener un espíritu más jovial y, sobre todo, divertido. Tengo algo preparado sobre el vestuario, aunque ya lo veréis ese día". Dicho y hecho. Los presentes no pudieron más que abrir la boca. "Iñaki...", gritó.

Soleto salió a escena disfrazada con un traje tradicional de color malva y propio de épocas pretéritas. En la cabeza llevaba un gorro como el de los pitufos - "parezco la madre de los Simpson en moto", llegó a decir- e hizo un homenaje a las actrices alavesas y a la fiesta provincial. Cantó y alabó la sensación que tuvo al saber que iba a ser pregonera. Lo describió como un honor de carácter doble, por ser la anunciadora de la fiesta y porque es una responsabilidad.

Soleto cantó lo de Mamá quiero ser artista, jugó con los txistularis y se carcajeó del uniforme de los trompeteros, gritó un irrintzi, se acordó de sus abuelos y rompió una lanza en favor de la juventud... "La fiesta puede ser como el colesterol, bueno o malo. La buena, la de nuestros padres. Parece que la mala es la de los jóvenes... Pero no es así. Espero que disfruten de San Prudencio y se olviden del paro y los ERE". Sólo acabó cuando un vigilante simulado se la llevó del escenario. Todo un lujo.