vitoria. "Tendremos que arrepentirnos en esta generación no tanto de la gente perversa, sino de los pasmosos silencios de la gente buena". Martin Luther King . Ésta frase que preside la página web de la Dirección de Atención a las Víctimas del Terrorismo resume perfectamente el espíritu con el que trabaja el equipo que lideran Maixabel Lasa y Txema Urkijo desde hace más de tres años. Ahora, superada la fase en que la sociedad vasca entendió que debía una disculpa al colectivo de víctimas tras estar durante años de espaldas a su dolor, la oficina dependiente del Gobierno Vasco quiere apoyarse en el sentir mayoritario de apoyo a este colectivo que creen que ha calado en la sociedad para poner el acento en la creación de una memoria colectiva que impida que se den pasos atrás hacia los errores del pasado.

¿Sienten que las víctimas han perdonado a la sociedad vasca por no haberles tenido suficientemente en cuenta en el pasado?

Lasa: La verdad es que la petición de perdón ha estado presente en las anteriores ediciones de los actos que ha organizado el Gobierno Vasco. Hace tres años leí en Barcelona, en el aniversario del atentado de Hipercor la carta escrita por el lehendakari Ibarretxe [en la que el lehendakari pidió "perdón por la lejanía" que había podido sentir este colectivo de las instituciones y se comprometía a construir el futuro "desde la memoria, la justicia y el reconocimiento"] y, a partir de ahí, realizamos una serie de actos que verdaderamente querían albergar una petición de perdón a este colectivo por el abandono que han sufrido durante años. Ahora, no cabe duda de que estamos en otra fase en la que queremos hacer hincapié en la defensa de la memoria, en que esta sociedad no se olvide de todo lo que ha pasado en este país y las futuras generaciones lo tengan presente y vean que todos los pueblos recuerdan a las personas que allí resultaron heridas o asesinadas.

¿Cuáles han sido las mayores dificultades que han encontrado en este camino?

Lasa: Ahora mismo estamos en condiciones de pensar que el acto del domingo será el mayor, el que concite un respaldo más amplio del que no se quedará fuera ninguna asociación de víctimas. Así que creo que es el momento de olvidarse de las dificultades que hemos podido encontrar en el pasado y subrayar más esta unidad, que es lo positivo.

Urkijo: No obstante, creo que hay que destacar que a lo largo de este camino que comenzó en 2003 hemos logrado vencer la desconfianza del colectivo de víctimas respecto a un Gobierno Vasco que no tenía una hoja de servicios muy lustrosa en este sentido a través del trabajo que se fue desarrollando desde las instituciones y que en 2007 se visualizó en aquél primer homenaje institucional que se organizó en Bilbao.

Para quienes no hayan tenido la oportunidad de hablar cara a cara con una víctima del terrorismo, ¿en qué coinciden sus historias, qué sentimientos presiden el corazón de una víctima?

Lasa: Depende mucho de con quién hables. Nosotros empezamos a visitar a las diferentes asociaciones hace cinco años porque teníamos claro lo importante que era que sobre todo los políticos escucharan lo que las víctimas tenían que decirles. Visitamos las asociaciones de Extremadura, Galicia, Andalucía, Cataluña,... Claro, al principio, las víctimas tienen la oportunidad de decir todo lo que tienen en la cabeza a los responsables del Gobierno Vasco, con todo lo que eso implica, de echarles en cara todo lo que habían echado en falta, y creo que aquellos diálogos fueron una experiencia muy positiva.

¿Y qué les dijeron?

Urkijo: Pues fundamentalmente les reprocharon el abandono que habían sentido durante tantos años. Luego, las voces son muy plurales y algunos también les reprocharon algunas iniciativas políticas que entonces se estaban llevando a cabo y que ellos consideraban incoherentes con el apoyo a las víctimas. Pero lo importante era escucharse mutuamente. Las víctimas no siempre tienen razón, pero siempre tienen que ser escuchadas. Y eso es algo muy sencillo, pero que a veces cuesta llevar a la práctica.

Lasa: Sí. Y yo creo que fue muy enriquecedor, sobre todo para los propios políticos. Estoy convencida de que muchas personas que participaron en aquellas ponencias que aún hoy conservan una relación de contacto más o menos fluida con aquellos políticos.

En el Parlamento Vasco se ha logrado tejer un respaldo unánime al reconocimiento de la memoria de todas las víctimas ¿Qué ha hecho posible esa situación?

Urkijo: Probablemente ha ido calando la convicción de que el mundo del sufrimiento consecuencia de la violencia no se merece la frivolidad, la ligereza de las discrepancias partidistas, cuando no la utilización partidista de este tipo de cuestiones en el debate político. Y esto creo que esto es algo que hay que poner en el haber de los partidos políticos que han puesto sobre la mesa una responsabilidad que ha hecho posible llegar a muchos acuerdos, aunque es verdad que muchos ha habido que trabajarlos mucho y que algunos están cogidos con alfileres. Pero se han hecho esfuerzos en todo el abanico parlamentario, desde los que ha tenido que hacer el PP, hasta los que ha hecho también, por ejemplo, Aralar. Y ojalá subsista esta responsabilidad.

Una cuestión que ha escapado a esta lectura unánime ha sido la relativa a la presencia de fotografías de presos en lugares públicos. ¿Qué les parece esta polémica?

Lasa: Yo pienso que el hecho de que fotos de personas condenadas por asesinatos estén expuestas en cualquier calle no es de recibo. Para mi, esas imágenes no hacen daño sólo a las víctimas sino al conjunto de los ciudadanos. Esa normalidad tan anormal debía acabar, porque tampoco sería lógico que estuvieran expuestas fotos de violadores o responsables de otro tipo de crímenes.

Urkijo: Probablemente sea conveniente introducir una matización. Aquí nadie está cuestionando la facultad para reivindicar derechos de la ciudadanía, en este caso aquellos que puedan competer a los presos de ETA. Pero lo que está claro es que la imagen, en la cultura occidental, tiene un valor de ensalzamiento. Cuando uno lleva una camiseta con la cara de su cantante favorito o tiene en casa un póster de un deportista, hay un elemento de admiración. Creemos que no es bueno que se ponga en valor la imagen de alguien cuyo mérito es haber ejercido la violencia. Creemos que eso va en contra de valores de moral pública que ya no sólo afectan a las víctimas, que también, sino al conjunto de la sociedad. Y la polémica de este verano ha permitido introducir este debate que antes no existía.

Otra cuestión sobre la que ahora se debate es la de la reserva de plazas de empleos públicos a víctimas del terrorismo. ¿Se pecó de voluntarismo al anunciar esta medida antes de modificar el Estatuto del Funcionario para dar cabida a esta iniciativa? Cómo se va a resolver esta cuestión?

Urkijo: En 2003, cuando se empezó a hablar de esta cuestión, encargamos un informe a la Dirección de Función Pública del Gobierno Vasco que reveló que no era factible llevar esta decisión a la práctica mientras no hubiera una legislación a nivel estatal que la hiciera posible. Cuando se abordó la elaboración de la Ley de Víctimas se terminó articulando un texto que precisamente recogía que se habilitarían medidas como ésta de discriminación positiva hacia este colectivo cuando la legislación estatal lo posibilitara. Lo que el Parlamento intenta ahora es que se desbrocen esos obstáculos para que se pueda aplicar. Pero está claro que tendrá que estar bien fundamentada y justificada para que la sociedad y la opinión pública entiendan por qué se toman esas medidas discriminatorias. Y para ello, hay que hacer análisis de la realidad que expliquen cuál es la situación laboral de las víctimas.

A la cita del domingo están invitadas, no sólo víctimas de ETA, sino también de "otros terrorismos". ¿Creen que acudirán?

Lasa: Algunas suelen venir y van a venir. La invitación desde luego la han recibido todas.

Urkijo: Hay algunas confirmadas, no del GAL, pero sí de grupos de extrema derecha. A nadie se le escapa que éste es un reto pendiente y es también una reflexión en la que llevamos tiempo trabajando. Podríamos llegar a la conclusión de que realmente, a día de hoy, no es posible realizar actos de homenaje que respondan a las necesidades de todas las víctimas del terrorismo. Pero nuestro compromiso es seguir intentándolo y trabajando por que se reconozcan todos los derechos de todas las víctimas.

¿Cómo es la relación entre las víctimas de los distintos terrorismos?

Lasa: Lo cierto es que todavía no hay demasiada, pero estamos en ello. Nos parece fundamental que se conozcan entre ellas y que puedan entender que el sufrimiento de todas es el mismo para, a partir de ahí, entiendan también que los derechos de todas las víctimas son los mismos. Se podrían sacar conclusiones muy interesantes si conocieran sus respectivas experiencias.

Uno de los objetivos del trabajo que quieren realizar de cara al futuro es afianzar ese "camino de no retorno" a la violencia. ¿Creen que se están produciendo avances?

Lasa: Es nuestro empeño.

Urkijo: Después de las dos grandes frustraciones habidas en los últimos años, nosotros trabajamos pensando que ese momento llegará tarde o temprano y con el objetivo de que cuando llegue, tengamos al menos parte de los deberes ya hechos. Pero también es cierto que lo hacemos con un cierto escepticismo, sin especular con cómo vamos en cada momento, con qué movimientos hay, o con si ese escenario va a llegar mañana o pasado mañana. Lo importante es que, llegue cuando llegue, nos pille en buenas condiciones para mejorar la convivencia, que es el gran objetivo de este país.

Lasa: Nuestra esperanza es que se empiece por decir: entregamos las armas y lo dejamos.

Urkijo: Pero porque creemos que es lo que la inmensa mayoría de la sociedad vasca está esperando. El actual desengaño es tal, que la gente lo que quiere es que ETA deje las armas, y a partir de ahí, que se inicie un proceso de mejora de la convivencia, de dar cauces políticos a lo que sea, etc... Pero ya no dedicamos ni un segundo a especular con cuál puede ser el valor de no sé qué paso que da no sé quién.

Y si se diera un escenario de ese tipo, ¿qué papel creen que correspondería al colectivo de víctimas?

Urkijo: Las víctimas tendrán que estar en una situación cómoda. No podrá haber ningún proceso de fin de la violencia que se celebre en una situación de profunda incomodidad para las víctimas del terrorismo. Esto no significa conceder ningún derecho a veto ni ningún papel activo en el juego político a este colectivo. Pero cualquier tipo de proceso habrá de fundamentarse en la comodidad de quienes han sufrido la violencia. Y en ese escenario, la memoria jugará un papel fundamental.