stupendo jugador de baloncesto y, según tiene acreditado, grandísima persona: No sabe qué inmenso alivio es constatar que en la élite del deporte internacional también hay lugar para el sentido común y la humildad. Al hilo del patético circo montado por el incalificable Novak Djokovic, usted ha aportado el necesario gramo de cordura. “Empezaré diciendo que me he vacunado y así mi posición ya queda clara”, dijo en una fantástica entrevista en el diario La Vanguardia. Y añadió: “Confío en los médicos. Si preguntan de baloncesto contestaré yo. Si preguntan de vacunas, les preguntaré a ellos. Confianza en los profesionales y en la humanidad, hay mucha gente buena”. Recupérese pronto de su lesión. Lo necesitamos en la cancha y fuera de ella.