Ha tardado casi dos años en conceder una entrevista desde la muerte de Aless. Desde el trágico momento en el que el cáncer se llevó a su único hijo a los 27 años, en mayo de 2020, Ana Obregón ha guardado casi un luto permanente, con poquísimas apariciones en televisión y comunicándose, sobre todo, a través de Instagram.
A través de la red de fotografías, la actriz-presentadora-bióloga ha evidenciado que no es capaz de superar el triste final de su hijo, de quien se acuerda públicamente de forma constante, situación agravada por el fallecimiento de su madre hace nueve meses.
De ahí la expectación que ha cobrado la entrevista con Bertín Osborne en Mi casa es la tuya Una conversación en la que Ana Obregón se abre en canal y en la que tanto ella como el cantante y presentador terminan llorando. “Si pensáis que es una entrevista de dos famosos os equivocáis. Es una conversación entre el corazón roto de una madre y el corazón generoso de un amigo”, afirmaba Ana Obregón en Instagram poco antes de la emisión del programa.
“Sé que he tardado casi dos años desde que se fue mi niño en reunir las fuerzas para hacer una entrevista en televisión. Y he elegido para hacerlo a un buen amigo desde hace más de 30 años, al que tengo mucho cariño por su empatía y gran corazón. Gracias Bertín por sujetarme la mano con tanto amor todo el rato”, continúa Ana Obregón.
Una madre rota que asegura que el dinero de su caché irá íntegramente a la Fundación Aless Lequio, que ha creado para investigar el cáncer. “Jamás me lucraría con mi dolor. Ojalá nunca hubiera tenido que hacer esta entrevista, la más difícil de mi vida”, termina su post.
Bertín, muy emocionado
También Bertín Osborne era consciente de la expectación de la entrevista, y ha ido comentando sus sensaciones en sus redes. “Cuánto dolor en las palabras de Ana Obregón. Se me parte el corazón con esta entrevista. Es uno de los programas más difíciles que hemos hecho nunca".
En el programa se ve a una Obregón rota que narra los últimos días de Alex. “Cogimos un apartamento y yo dormía todas las noches con él. Bueno, no dormía, porque cada dos horas había que pedir morfina. Yo me iba al apartamnento, me duchaba, dormía una o dos horas y volvía, porque Alex me quería siempre cerca, le daba seguridad. Iba maquillada y mona, incluso me compré unas cosas on line para que él me viera bien. Vaya mierda, Bertín, cómo sufrió, sufrió muchísimo. Se estará enfadando conmigo por verme llorar”.
Esperanza hasta el final
La actriz relata, muy emocionada, que uno de esos días, al verles juntos a ella y a Alessandro Lequio, Aless le dijo: “Merece la pena estar así por veros a los dos juntos”. Y asegura que hasta el final mantuvieron la esperanza, que no supieron lo que iba a pasar. “Al final yo seguía sin tirar la toalla, Alessandro no se movía del hospital, pusimos un colchón para él y el sofá para mí. Seguíamos con la esperanza de que eso iba bien”, explica. "Mi hijo es el que me ha dado una lección de vida, de hacer las cosas con el corazón, de pasar tiempo con la gente que quieres".
Pero no fue así, y tuvo que sufrir el final que nunca hubiera querido vivir: “No se me olvidará. Era un lunes, estaba duchándome para ir al hospital y me llama Alessandro y me dice: ‘48 horas. Vamos a sedarlo para que no sufra’. Y se fue, y yo me fui con él. Yo he sido fuerte cuando mi hijo me necesitaba. Ahora no, yo me perdono la vida todos los días. Cuando pierdes un hijo sientes el dolor infinito, que no tiene límites, y también el amor infinito".