A estas alturas nadie discute que El juego del calamar En Corea del Norte no han permitido que la serie surcoreana, que ha batido récords en Netflix y de la que medio planeta habla, penetre en su territorio.
De hecho, Pionyang aprobó el año pasado una ley sobre la Eliminación del pensamiento y la cultura reaccionarios que conlleva una pena máxima de muerte por ver, poseer o distribuir medios de comunicación de países capitalistas como Corea del Sur y Estados Unidos.
Y esa pena de muerte ya ha recaído sobre un hombre que ha distribuido la serie en el país que preside Kim Jong-un, Según anuncia Radio Free Asia, ese hombre, procedente de China, que introdujo de forma clandestina la serie en varias unidades USB y las vendió, habría sido sentenciado a muerte para ser ejecutado por un pelotón de fusilamiento.
No ha sido el único condenado por El juego del calamar. Según el mismo medio, un joven estudiante que compró uno de esos USB ha sido sentenciado a cadena perpetua, mientras que otras seis personas habrían sido condenadas a cinco años de trabajos forzados tras descubrirse que vieron las imágenes.