Si tienes interés en visitar las espectaculares escaleras de Haiku de Hawái ve ahorrando, renovando el pasaporte y comprando los billetes porque probablemente dentro de un año no quede ni rastro de ellas. El Ayuntamiento de Honolulu ha aprobado por mayoría absoluta el fin de las conocidas como ‘Escaleras al cielo’: 3.922 escalones a lo largo de 6.000 metros de longitud que salvan el acceso a una montaña en cuya cima la Marina de Estados Unidos instaló una estación de radio durante la Segunda Guerra Mundial. A raíz del ataque de Pearl Harbor (1941), EEUU decidió instalar en la isla de Oahu, la más poblada del archipiélago, unas antenas para poder transmtir señales a los barcos que navegaban por el océano Pacífico. Las escaleras, que serpentean hasta la cima, sirvieron para poder instalar la estación y se quedaron ahí tras finalizar las obras, aunque más adelante los peldaños de madera se sustituyeron por otros de metal y se permitió el acceso público ya en la década de los 70.
¿Y por qué han decidido eliminarlas? Pues porque su mantenimiento le supone al Ayuntamiento unos gastos que no puede ni quiere soportar. De hecho ya se instalaron carteles prohibiendo el acceso en 1987 tras aparecer las escaleras en un popular programa de televisión y atraer a miles de visitantes. Bajó la afluencia, pero mucha gente siguió acudiendo saltándose las prohibiciones y en los últimos años ha sido un destino elegido por excursionistas y aventureros, pero también por influencers, youtubers y coleccionistas de influencersyoutubers selfies, con algún que otro accidente y rescate.
Y es que no son pocos los que aseguran que ese sendero ofrece las mejores vistas de Hawái, mezclando, eso sí, adrenalina con peligrosidad, ya que el mantenimiento de las escaleras deja mucho que desear. La gota que colmó el vaso fue la instalación (ilegal, por supuesto) de un columpio en 2016, otro reclamo para los profesionales de Instagram. Tanto es así que se calcula que unas 4.000 personas acuden cada año a las escaleras de Haiku pese a su estado y a que quien se arriesgue a subirlas se puede enfrentar a una multa de 1.000 euros si le pillan. El Ayuntamiento ya tuvo que invertir unos 750.000 euros en 2002 para repararlas y mejorar elementos de seguridad, pero no está dispuesto a seguir invirtiendo en ellas. Bueno, va a invertir en demolerlas: unos 850.000 euros.
La decisión está tomada, pero era inevitable que surgieran voces en contra. De hecho hay una plataforma, Friends of Haiku Stairs, que desde 2015 recoge firmas y donaciones para intentar que las escaleras pasen a manos de un inversor privado que pueda asegurar su mantenimiento y seguridad con las tarifas que cobraría a los visitantes, que serían un máximo de 80 al día y 20.000 al año. Pero por ahora parece que las instituciones no le tienen muy en cuenta.