Los carpinchos, más conocidos por aquí como capibaras, se han convertido en un símbolo de lucha de clases en Argentina básicamente porque intentan recuperar su terreno, los humedales que les fueron arrebatados al edificar urbanizaciones de lujo cerca de Buenos Aires. Estos gigantes roedores, que pueden llegar a pesar hasta 70 kilos, han despertado cariño y ternura y su proliferación en los barrios exclusivos ha vuelto a poner en agenda la necesidad de una ley de protección ambiental.
Este mamífero habita zonas de humedales donde la acumulación de agua y el crecimiento de vegetación hacen que sea un ambiente propicio para su vida. Una de las zonas por excelencia para este animal es Nordelta, a 40 kilómetros de Buenos Aires, un compendio de barrios privados construido sobre humedales hace 20 años, que en los últimos tiempos ha registrado una particular invasión del considerado roedor más grande del mundo.
Desde la Asociación Vecinal de Nordelta (AVN), su gerente de comunicaciones, Marcelo Canton, asegura que cuando nació la urbanización no había carpinchos, pero en 2014 comenzaron a aparecer. "Tenemos una sobrepoblación de carpinchos, así lo resolvió una inspección de la dirección provincial de Flora y Fauna de Buenos Aires. Hay más carpinchos que los que el hábitat que compartimos acepta", indica Canton.
Pero Greenpeace afirma que no es una "invasión", sino "la vuelta a casa". El director de desarrollo andino de la ONG, Diego Salas, explica que esto es una acción "desesperada". "Así como existe Nordelta, hay un montón de proyectos inmobiliarios en el delta que realmente están poniendo en jaque el hogar del carpincho", agrega. "Es necesario entender que esto es una acción de la naturaleza que busca protegerse a sí misma porque no está logrando nuestra protección. Conviven porque no les queda otro lugar a donde ir", reafirma Salas.
En este sentido, el gerente de AVN comenta que tienen lagos de 300 hectáreas y parques de 200, donde se han ido criando los roedores. La "difícil convivencia" tiene que ver con las manadas de unos 400 ejemplares que patrullan los barrios buscando pastos más verdes y zonas cómodas para sus crías. Migraciones durante las que suelen meterse en los jardines de los vecinos, donde se dan enfrentamientos con las mascotas del lugar, generalmente perros. El otro punto de conflicto es la posibilidad de que se genere un accidente de tráfico, porque el capibara no sabe mirar a ambos lados antes de cruzar la calle.
El carpincho está de moda, y prueba de ello es que Disney va a incluir a una familia de estos adorables roedores en su nueva película de animación, Encanto, que prevé estrenar en noviembre y que versa sobre Colombia.