madrid - Lleva una temporada que está en boca de todos. No entiende por qué desde los medios digitales se la enfrenta directamente a sus compañeros, ella evita la guerra y está muy segura de lo que afirma. Es directa, sincera y pone el punto sobre las íes. No dice que sea amiga íntima de Paz Padilla, pero reivindica el compañerismo, dice que haberlo, haylo, y que todo lo que se está diciendo es una exageración. Ha sido directora de Sálvame y por exigencias de la conciliación familiar ha saltado al otro lado del espejo: primero fue tertuliana del programa, después presentadora en ausencia de Jorge Javier Vázquez y ahora también presentadora de Cámbiame. Demasiadas subidas en la noria televisiva en una año, el más vertiginoso de su vida.
2016, un año vertiginoso para usted.
-Esas etiquetas del año de tu vida y cosas similares me dan un poco de yuyu. Pero sí, ha sido un año vertiginoso, no sé si será el año más importante de mi vida, yo espero que no, porque creo que me tienen que pasar más cosas.
¿Similares a las del pasado año?
-Profesionalmente ha sido el año de mi despegue profesional como presentadora. Me siento muy afortunada porque como de lo que me gusta, delante o detrás de las cámaras he podido desarrollar mi trabajo. He tenido mucha suerte, conozco a muchos que tienen la misma vocación que yo y no viven de esto.
¿No se vivía mejor detrás de las cámaras que delante?
-Todo tiene sus pros y sus contras y su explicación. Si no llego a ser madre, quizá no hubiera sido presentadora porque no habría buscado la conciliación familiar y laboral. Mi hija va a cumplir 20 meses y yo he estado muy cerca de ella, para mí eso es fundamental y sé que como directora eso no hubiera podido ser.
Pero también se habría evitado el foco mediático y los dimes y diretes que hay a su alrededor.
-Es cierto, no habría estado tan expuesta ni ante los medios ni en las redes; pero mi balance personal a día de hoy es positivo. Ahora mismo, a mí me compensa el peaje de ser personaje público a cambio de poder pasar más tiempo con mi niña, con Alba.
Si nos damos una vuelta por el mundo digital hay de todo sobre usted: cae mal a sus compañeros, le reciben mal en ‘Cámbiame’, que está a matar con Paz Padilla?todo esto sin entrar en redes sociales.
-Todo lo que estoy viviendo al ponerme al otro lado de la cámara ha sido un aprendizaje. He pasado por diferentes etapas y estoy aprendiendo a que me afecte cada vez menos lo que leo sobre mí y cada vez, lo juro, me afecta menos.
Ya, pero ser la mala de la película no tiene que ser plato de buen gusto.
-Es inevitable que te afecte, por muy dura que seas, es imposible que todo te resbale. A las críticas despiadadas y a los comentarios malintencionados nunca te acostumbras. A la crítica sobre tu trabajo sí, hay que saber que no puedes gustar a todo el mundo, pero de ahí a muchas cosas que he leído hay un abismo. ¿Cómo lo llevo? Haciendo un esfuerzo por que no me afecte.
¿Qué es lo que más le duele?
-El tema de mis compañeros, si hay algo que me gustaría que dijera la gente que trabaja conmigo es que soy una buena compañera. He leído muchísimas cosas de mí y nunca he contestado y me voy a mantener así.
Hace unos días había titulares que decían, más o menos, que Paz Padilla había ganado la batalla y que usted no estaría en ‘Sálvame’.
-Lecturas publicó que yo estaba fuera de Sálvame y horas después mi empresa, La fábrica de la tele, desmintió esa portada y dijo que yo seguía. El martes se celebra el programa 2.000 de Sálvame y vamos a estar los tres presentadores del programa diario: Jorge Javier, Paz y yo. En principio, si mis compromisos con Cámbiame me lo permiten, me incorporaré el viernes 24 y me quedaré los viernes.
¿Cree que genera envidias?
-Lo he leído también, pero mis compañeros me han acogido muy bien. No tengo sensación de generar envidia, y si fuera así, yo no puedo hacer nada. Pero no es lo que percibo y siento.
Hablemos de ‘Cámbiame’, ¿era un programa que esperaba presentar o fue algo que le llegó por sorpresa?
-Me ha enamorado y me ha enganchado más de lo que yo pensaba. Yo he estado en Sálvame desde el minuto uno y me he sentido en casa. Cámbiame es un programa nuevo en el que me siento muy a gusto. En Sálvame siento que juego en casa, en Cámbiame, no; he llegado a un equipo nuevo, ellos llevaban un año y medio juntos y yo me he tenido que hacer mi hueco. Poco a poco me voy ganando mi hueco en el corazón de los coaches, del equipo y, fundamentalmente, en el de los espectadores. Todavía puedo dar mucho más. Transmito mucha seguridad en mí misma, pero he pasado por muchas inseguridades.
Puede dar la sensación de que sus compañeros de programa le recibieron a usted con frialdad.
-Más que frialdad, había tristeza en ellos. Marta Torné era su compañera, su amiga, la persona con la que habían trabajado en más de 350 programas. Ellos tenían que hacer su duelo y creo que fui comprensiva con sus sentimientos y emociones. No sentí frialdad, sentí tristeza. Algo así como: “No es por ti, es por ella (Marta Torné)”. Fue un sentimiento super humano. Los primeros días fueron complicados, pero no porque estuvieran contra mí, fue un choque de emociones. Tenía la conciencia tranquila.
¿Ha leído lo que decían de sus llegada a ‘Cámbiame’?
-Sí, claro. He leído de todo, he leído que me dedicaba a robarle el programa a la gente, eso es absolutamente falso. Marta (Torné) tenía otra misión, ser actriz. No hay ni cuchillos que vuelen ni nada por el estilo.
Hablemos de Paz Padilla, ¿saltan chispas entre ustedes dos como dicen algunas webs?
-No hay ningún enfrentamiento, siempre digo lo mismo. Es mi propia empresa la que dice que es una guerra inventada. Fui la primera directora de Paz Padilla, nos conocemos muchísimo y no hay nada cierto en lo que se dice.
Entonces, ¿a qué viene esta supuesta guerra entre las dos?
-No lo sé. Pero así algunos ganan mucho, no sé por qué. Es una guerra inventada. A mí Paz me ha dicho que para ella soy un alivio porque nos podemos sustituir. Pero para el culebrón este tipo de declaraciones no sirven, es lo que hay. No estamos enfrentadas. Paz es una curranta increíble y nunca he tenido problemas con ella.