Madrid - El Asturiano es el punto de unión de Amar es para siempre con Amar en tiempos revueltos, el título con el que comenzó esta ficción en las tardes de La 1. Una serie que inicialmente iba a durar solo una temporada pero que se ha convertido en una de las historias de más larga duración narradas en televisión. Manu Baqueiro es el apocado Marce, el marido de la mandona Manolita y uno de los personajes más entrañables de la serie que actualmente emite Antena 3. Tanto él como Itziar Miranda (Manolita) son los actores que más tiempo llevan en esta producción.
Esta serie no parece tener fecha de caducidad.
-Se renueva año a año y, como todo en televisión, depende de las audiencias. Así que sobre febrero o marzo nos darán noticias de lo que va a pasar.
¿No ha pensado en montar ‘El Asturiano’ de verdad?
-No crea que no lo habíamos pensado, no estaría mal. El bar está muy bien donde está y dejamos que sea uno de los bares más antiguos de la tele.
Supongo que es todo un experto en poner cafés o tirar una caña.
-La mitad de esta profesión hemos puesto cañas y cafés en la vida real. Pero después de esta carrera tan larga en la barra de un bar no hay nada que se me resista.
¿Ha evolucionado mucho Marce desde aquellos primeros capítulos de ‘Amar en tiempos revueltos’?
-Se ha casado, se ha hecho padre de familia, es un tío más sosegado, menos lanzado, no se mete en jaleos y se autocensura un poco.
¿Le veo siendo abuelo en la serie?
-No me lo imagino, pero como siga durando tanto, seguro que sí. Por ahí van los tiros.
Una serie diaria tiene que ser un freno constante para hacer otros proyectos.
-No siempre. Teatro sí que es posible hacer. De hecho, retomamos ahora la gira de la obra El plan, dirigida por Ignacio Vidal, y tenemos muchos bolos hasta julio. Poder hacer teatro te da estabilidad y frescura en tu trabajo. En la serie, me lo ponen fácil para poder hacer las dos cosas. Los de la productora son muy generosos cuando tienes que hacer otras cosas.
¿Ha tenido tentaciones de abandonar la serie en algún momento?
-A estas alturas del partido, no. Supongo que la serie terminará algún día y entonces habrá que buscarse la vida de nuevo.
Un personaje tan duradero como Marce, algo inédito en su profesión, parece un seguro laboral.
-No le quepa ninguna duda. Estoy muy agradecido porque después de once años tanto Manolita como yo somos la imagen de la serie, así que no nos parece bien abandonar a unos personajes que nos han dado tanto. Yo nunca le haría eso ni a Diagonal (la productora), ni a Antena 3. Estoy muy contento en Amar es para siempre, nos tratan muy bien.
Exacto, a mí me miman mucho. Para lo que quede de serie, yo me quedo. No me sale de dentro abandonar un proyecto como este, estoy muy involucrado en él. Ya lo decía Concha Velasco: Nunca abandones algo que funciona. Pienso que ya tendré tiempo de hacer otras cosas.
Un desfile incesante de actores en ‘Amar es para siempre’.
-Ha pasado media profesión o más, varios miles de actores y actrices. Es una serie muy coral y da oportunidades a mucha gente. También es una serie muy respetada y la gente quiere estar en ella. Es una suerte para Itziar Miranda (Manolita) y para mí que cuenten con nosotros como hilo conductor.
¿No le sale en teatro ese Marcelino que lleva dentro todos los días en la serie de Antena 3?
-Me alejo mucho de él, busco papeles que no tengan nada que ver con Marcelino, necesito un respiro. Aun así, lo llevo muy dentro y más de una vez me he ido a la cama pensando como Marcelino.
Eso es una regresión al pasado en toda regla.
-En alguna ocasión también me ha salido alguna frase de él estando con mis amigos.
¿Tiene usted mucho que ver con su personaje?
-Los personajes salen de dentro, por eso es tan irrepetible, nunca habría dos Marcelinos iguales. A nivel personal, me considero muy amigo de mis amigos, una persona calmada? Creo que tengo algo más de desparpajo y estoy menos atontado que Marcelino.
Es un buenazo y un tierno.
-Es muy noble. Y un poco Peter Pan, se niega a crecer; es en eso en lo que nos parecemos. Quiero pensar que toda la bondad que tiene él, la tengo yo; aunque la verdad, soy más espabilado que él, que tampoco es muy difícil.
¿Soportaría en su vida a una Manolita mandona y de corta y rasga?
-No sé qué decir. Ya me ha tocado alguna en mi vida y que me manden tanto no lo llevo yo muy bien. Tengo mi carácter, no es tan fácil. Pero ellos en la tele se quieren muchísimo, eso es lo bonito de esta relación; con todo lo cascarrabias y mandona que es Manolita, se ve mucho amor entre los dos.
Después de haber grabado durante once años una serie diaria, le supongo preparado para cualquier otro proyecto.
-Es una escuela fantástica, llevo once años y sigo aprendiendo, vamos a tal ritmo que sorprendemos a cualquiera que venga de una peli o de una serie semanal. Se aprende a resolver todo muy rápido y a estar muy concentrado, si no sería imposible. Si después de esto voy a una serie semanal, se me va a hacer raro tener tanto tiempo para hacer las cosas.