Hay gente que lo tiene claro. Predicen que los mayores veremos más cambios en los próximos 10 años que en el medio siglo que nos ha precedido. Si hablamos de comunicación vemos que sí, que con la fibra uno puede alcanzar una propuesta televisiva en cada momento a cada usuario. Aquí y ahora puede ver su programa, su película o su partido favorito como si hubiera sido cocinado en exclusiva. La inmediatez será una constante a la hora de seleccionar nuestras caprichos y que nos complazcan. Sin embargo, cuando uno ve que todo esto es cierto también se encuentra con que se ha estado a punto de cortar el tráfico en Madrid por exceso de contaminación. Uno oye hablar de transporte al vacío en el que uno podrá montarse e ir a mil por hora y luego se encuentra con su coche magullado al atropellar un corzo en una carretera secundaria. Por que por más que avancemos siempre nos encontramos con interferencias que nos hacen replantearnos esos avances. Ha ganado las elecciones norteamericanas Donald Trump, un tipo que niega que se esté produciendo un cambio climático por más que existan datos de que la superficie del hielo del planeta haya desaparecido en un tercio en los últimos 50 años, esos mismos en los que los más mayores hemos vistos tantas cosas que en poco tiempo van a parecer ridículas según los profetas de los nuevos tiempos que auguran la transformación total en un década, del transporte o el dinero; que el comercio, la automoción, la banca y la televisión habrán desaparecido en los términos en los que hoy los conocemos. Parece evidente que la política tendrá que cambiar radicalmente. Si las elecciones las ganan sujetos tan poco claros como Trump (apoyado, entre otros, por el Kukusklan) y Rajoy, presidente cuyos colaboradores aseguran que durante años estuvo cobrando dinero negro, espero que no tardemos diez años en desarrollar otro sistema político en el que volvamos a creer.
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