MADRID. Decenas de anuncios en plataformas web ofrecen en España los servicios de particulares dispuestos a transportar a los jugadores, también conocidos como "entrenadores" de Pikachu y el resto de criaturas de la franquicia, a través de rutas en automóvil.

Un ejemplo es el que ofrece "vehículo propio" y también acompañamiento a pie, al precio de "10 euros por hora y persona"; el servicio incluye un cargador de móvil para el coche, previendo el gasto de batería de los dispositivos empleados para el juego.

Otros anuncios venden cuentas "a nivel muy avanzado" para quienes quieran elevar su nivel personal por el camino más corto, "a un precio negociable", o se ofrecen a mejorar las de los entrenadores haciendo de "canguro" mientras no pueden hacerse cargo de ellas.

El lema y el objetivo de Pokémon Go es "hacerse con todos" los personajes del juego y para ello es preciso encontrarlos en el entorno diario gracias a un sistema de geolocalización que notifica dónde están los pokémones más cercanos.

A través de la pantalla del dispositivo, el jugador puede ver a las criaturas y capturarlas, pero a partir de ahí debe adiestrarlas y para ello, entre otras cosas, debe caminar un número concreto de kilómetros.

Esto ha despertado el ingenio de entrenadores que no pueden dedicar el tiempo necesario a andar y simulan el movimiento atando sus dispositivos al perro o colocándolos sobre un robot aspirador, incluso sobre un tocadiscos; también hay particulares en la red que se ofrecen a caminar con ellos.

Esta economía sumergida alrededor de Pokémon Go, junto con los riesgos para la privacidad del usuario, "no difiere de otros casos como los anuncios de las farolas donde algunos particulares ofrecen la reparación de ordenadores", ha explicado a Efe el experto en Derecho y estrategia digital Borja Adsuara.

"Si tienes algún ingreso debes declararlo, aunque es verdad que para Hacienda es muy difícil perseguir este tipo de economía sumergida", ha señalado.

En su opinión, sería "muy positivo" regular estas ctividades en torno a las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) con la figura del facilitador o tutor TIC para "matar dos pájaros de un tiro".

Por un lado, abriría una vía profesional para jóvenes en paro, nativos digitales con habilidades orientadas al ocio, y, por otro lado, serviría para alfabetizar digitalmente a personas sin estas capacidades.

Adsuara ha recordado que "siempre aparece una economía paralela cuando algo nuevo tiene éxito", por lo que, "si hay trabajo como entrenador de Pokémon, ¿por qué no aprovecharlo?"

De hecho, algunas empresas se han sumado ya a la moda, como una agencia de viajes que hace escasos días publicó una oferta de trabajo en un portal especializado solicitando un guía acompañante que acreditase un nivel 20 de juego para cazar pokémones por toda España.

El mayor problema de los pasatiempos que utilizan realidad aumentada es el sistema de geoposicionamiento "porque los personajes no son reales pero sí los lugares donde aparecen" y la ocupación de un espacio público "no se puede hacer porque sí, hay que solicitarlo a las administraciones, pagar tasas... ¿Cuánto ha pagado Pokémon Go por ocupar espacios públicos?"

Si este tipo de entretenimiento prolifera, Adsuara vaticina que provocará problemas de seguridad ciudadana, además de los jurídicos incluso con consecuencias penales, por utilizar museos, parques, iglesias, hospitales, ríos o carreteras.

La aparición de pokémones en lugares como el Museo del Holocausto de Auschwitz, el Museo del Genocidio de Camboya o el entorno de centrales nucleares de Japón, ya ha generado indignación y alarma.

Eso, sin contar los riegos físicos de los entrenadores, como la muerte de un menor de 9 años en un río en Brasil o el atropello de una adolescente en un paso de peatones de EEUU.