gasteiz - El martes Discovery MAX mostrará los dos primeros capítulos de Al otro lado. De la mano del equipo que dirigen los navarros Migueltxo Molina y Pablo Iraburu, el espectador podrá viajar a dos realidades duras para las personas que esperan poder saltar ese muro, esa valla, que separa su vida real del sueño que anhelan. Las fronteras en México y Estados Unidos y la que separa España de Marruecos en Melilla serán protagonistas de la primera entrega del programa. Migueltxo Molina (Iruñea, 1978) comenta cómo ha sido este trabajo, cómo viven las personas a las que ellos dan la voz que otros acallan y qué dificultades se han encontrado. Uno de los problemas se presentó en el muro que separa India de Bangladés, país este último que les invitó a que se fueran.
¿Cómo va a ser la serie que empezaremos a ver el martes?
-Va a continuar con el tono narrativo de la película, Walls (Muros). Cuando Discovery entró en la película comentó la posibilidad de hacer una serie. Desde el canal lo tenían muy claro y cuando empezamos a montar los capítulos, nos dimos cuenta de que teníamos mucho material y muchas historias por contar aún. Hay imágenes y secuencias que son nuevas.
¿Qué novedades aporta?
-Entra un nuevo muro, el que separa India de Bangladés. Por una cuestión de ritmo lo quitamos de la película y ahora se verá en el cuarto capítulo de esta serie.
¿Ha sido un trabajo duro?
-Sí, tanto la película, Walls, como la serie, Al otro lado, son historias muy fuertes. Hemos entrevistado a personas que tienen una relación muy directa con los muros que separan un país de otro. Personalmente ha sido un trabajo duro y ver ciertas realidades es bastante fuerte. Además, es difícil rodar en lugares donde hay una vigilancia constante y también hay otro tipo de intereses que no dejan de ser otra complicación añadida.
¿Qué tipo de intereses se mueven alrededor de una valla o un muro?
-Sobre todo contrabandistas, es una marea de intereses lo que se mueve alrededor y nos ha creado situaciones complicadas, situaciones de tensión.
¿Qué han buscado en la película y en la serie?
-No hemos buscado ni la tensión ni el morbo de las cosas más duras. Lo que queríamos es acercarnos a las rutinas de esas personas y contar su día a día. No damos soluciones a este tipo de situaciones, no las tenemos. Pero sí buscamos plantear preguntas, creemos que es importante que esta temática llegue a la gente y podamos aportar algo. Además, tal y como está el patio actualmente creemos que es necesario.
¿Qué les lleva a Pablo Iraburu y a usted a hacer este tipo de películas?
-Lo que nos apasiona es contar historias, nos gusta dar voz a aquellos que habitualmente no la tienen. Nuestros trabajos tienen que ver con personas y con la realidad. Pablo tiene mucha más experiencia, nos llevamos diez años. Él tiene una trayectoria importante y cuando llegué a la productora congeniamos y vimos que tenemos una pasión común muy sencilla de resumir, contar historias que puedan servir para algo.
¿Era este el modelo de periodismo con el que soñaba en la universidad?
-Siempre he estado muy apegado a las historias humanas, y siempre he estado muy metido en temas ONGs y temas sociales. Caté el periodismo puro y duro como reportero de CNN+ hace años, cuando el canal todavía estaba en los sótanos de Torre Picasso.
¿Cómo fue la experiencia?
-Muy interesante. Soy de los que piensan que puedes elegir mejor cuando has catado otras cosas y tienes conocimiento de causa. Como digo, fue interesante, pero no fue algo que me motivó mucho. Di otras vueltas y estuve dos años en Estados Unidos haciendo un máster con una beca que me concedieron y aquello era más cercano al tema de la ficción.
¿Tampoco le gustaba la ficción?
-También fue una temporada interesante, pero al regresar a Pamplona conocí a la gente de Arena Comunicación, la productora. Conocí a Pablo Iraburu, Marga Gutiérrez, Itziar García, Raúl de la Fuente, Iñaki Alforja? un montón de gente que iba en esta línea y eso me enamoró.
¿Tanto le gusta el mundo del documental?
-Mucho. Siempre he visto documentales y recuerdo de crío lo que veíamos en esas dos cadenas que había: las historias del Calypso de Cousteau y las que nos contaba Félix Rodríguez de la Fuente. Ahora trabajo con el equipo de Arena y esto supone una satisfacción enorme. La línea que queremos seguir es contar historias que sirvan para algo, historias de verdad.
¿Se puede vivir de dar la voz a los que no la tienen?
-Se puede, pero no es fácil. Es cierto que luego cuesta mucho mostrar estas historias y que tengan el seguimiento que puedan tener las de ficción.
¿Qué ha supuesto Discovery Max en el trabajo que han realizado?
-Un apoyo moral muy fuerte. Que interese a cadenas como Discovery supone un apoyo muy fuerte y te motiva para seguir en la misma línea.
¿Se verá en más países?
-No lo sé, eso depende más de Discovery que de nosotros. Creo que tiene interés general porque lo queramos o no todos tenemos un muro cerca. Desde que empezamos a rodar esta película hasta que la acabamos, los muros han aumentado. Al empezar salían cuarenta y tantos muros, al acabarla nos salían más de sesenta. Es un fenómeno que está en auge.
¿Qué preguntas le sugiere este fenómeno en auge?
-Si realmente este es el mundo que queremos construir.
¿Tienen algún proyecto más entre manos?
-Muchas ideas en esta misma línea, pero aún no hay ningún proyecto.
¿No tienen miedo?
-Hay situaciones complicadas y momentos que pueden ser difíciles, pero intentamos tener cierta seguridad a la hora de ir a rodar. Lo verdaderamente difícil es ponerse en el lugar de las personas con las que vamos a rodar. Lo duro y peligroso es ser una de esas personas, ellas son las que sufren y las que se quedan ahí después de contar su historia.